Judas
al final de su hermosa y desafiante carta nos da una serie de indicaciones
importantes, veamos:
La edificación de la fe
Sea
esta una oportunidad para resaltar el papel de nuestra iglesia en nuestra
estructuración y crecimiento como cristianos teniendo claro que nuestra santa fe
en Dios necesita construirse incluyendo cimientos, que brinden soporte y
estabilidad, una estructura que soporte las cargas y permita el desarrollo de
muros que nos brinden resguardo y protección. Al respecto quiero resaltar
algunas porciones de la palabra sobre este aspecto.
Romanos 14:19: “Así que, sigamos lo
que contribuye a la paz y a la mutua
edificación.” Es un proceso en el que participa toda la iglesia.
I de Corintios 14:12: “Así
también vosotros; pues que anheláis dones espirituales, procurad abundar en
ellos para edificación de la iglesia.”
Es proceso donde poner en práctica nuestras habilidades en Cristo y servir.
I de Corintios 14:26: ¿Qué
hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene
doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo para edificación. Es un
proceso donde cada acción debe ir encaminada al fortalecimiento de la fe.
Efesios 4:12: “a fin de
perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,”. Es
un proceso de perfeccionamiento continuo.
La oración
A lo
largo de la Palabra de Dios encontramos referenciada la oración en este caso
nuestra capacidad de comunicación esta ligada a la guía del Espíritu Santo
teniendo en cuenta los elementos básicos estudiados en nuestro discipulado que
comprenden: la adoración, confesión y petición. Verifiquemos con algunos pasajes
lo referentes a esta hermosa forma de comunicación con el Señor.
I de Tesalonicenses 5:17: “Orad sin cesar.” También es
un proceso permanente.
I de Crónicas 16:11: “Buscad a Jehová y su poder; Buscad su
rostro continuamente.”
Romanos 8:26-27: “Y de igual manera el
Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene,
no lo sabemos, pero el Espíritu mismo
intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los
corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad
de Dios intercede por los santos.”
Conservación en amor
El
amor en medio de la congregación es fundamental para lograr una fe férrea yy
debe prevalecer. A continuación algunos versículos que confirman esta verdad:
I de Corintios 13:13: “Y
ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.”
Gálatas 5:22-23: “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo,
paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales
cosas no hay ley.”
Efesios 3:17-19: “para que habite
Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de
comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la
profundidad y la altura, y de conocer el
amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de
toda la plenitud de Dios.”
Efesios 5:2: “Y andad en amor, como también Cristo nos
amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor
fragante.”
Colosenses 3:14: “Y sobre todas estas cosas vestíos de amor,
que es el vínculo perfecto.”
I de Juan 4:16: “Y nosotros hemos
conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor,
permanece en Dios, y Dios en él.”
Las maravillas venideras
No
dejemos de tener en cuenta que el resultado de aceptar a Cristo en nuestro
corazón por fe es gozar del tesoro de la eternidad.
Miremos
algunos pasajes que corroboran ese hermoso destino:
Mateo 25:46: “E irán éstos al
castigo eterno, y los justos a la vida
eterna.”
Juan 6:27: “Trabajad, no por
la comida que perece, sino por la comida
que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a
éste señaló Dios el Padre.”
Juan 10:28: “y yo les doy vida eterna; y no perecerán
jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.”
Romanos 6:22: “Mas ahora que habéis
sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto
la santificación, y como fin, la vida
eterna.”
Tito 1:1-2: “Pablo, siervo de
Dios y apóstol de Jesucristo, conforme a la fe de los escogidos de Dios y el
conocimiento de la verdad que es según la piedad, en la esperanza de la vida eterna, la cual Dios, que no miente, prometió
desde antes del principio de los siglos,”
I de Juan 2:25: “Y esta es la promesa que él nos hizo, la vida eterna.”
Jóvenes
es nuestra responsabilidad edificar nuestra santísima fe, perseverando en oración
guiados por el Espíritu Santo, fortaleciendo nuestra fraternidad en el amor de
Dios, teniendo clara la gloria venidera otorgada por nuestro Señor Jesucristo que
es la vida eterna.
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