sábado, 20 de diciembre de 2014

XII ESPÍAS


Esta vez el Señor me mostró en Números 13:1-3 la Misión de los XII espías: “Y Jehová habló a Moisés, diciendo: Envía tú hombres que reconozcan la tierra de Canaán, la cual yo doy a los hijos de Israel; de cada tribu de sus padres enviaréis un varón, cada uno príncipe entre ellos. Y Moisés los envió desde el desierto de Parán, conforme a la palabra de Jehová; y todos aquellos varones eran príncipes de los hijos de Israel.”

Los príncipes escogidos
Los hombres encargados de llevar a cabo la misión ordenada por Dios eran varones con títulos nobiliarios pertenecientes a las XII tribus. De acuerdo con Números 13:4-16, sus nombres son los siguientes:
1.  Samúa
2.  Safat
3.  Caleb
4.  Igal
5.  Oseas (Josúe)
6.  Palti
7.  Gadiel
8.  Gadi
9.   Amiel
10. Setur
11. Nahbi
12. Geuel

La misión
La labor encargada a estos doce príncipes para que en secreto fueran a Canaán y recopilaran información con fines militares se encuentra descrita en Números 13:17-20:  “Los envió, pues, Moisés a reconocer la tierra de Canaán, diciéndoles: Subid de aquí al Neguev, y subid al monte,
y observad la tierra cómo es, y el pueblo que la habita, si es fuerte o débil, si poco o numeroso; cómo es la tierra habitada, si es buena o mala; y cómo son las ciudades habitadas, si son campamentos o plazas fortificadas; y cómo es el terreno, si es fértil o estéril, si en él hay árboles o no; y esforzaos, y tomad del fruto del país. Y era el tiempo de las primeras uvas.”

El cumplimiento
Los doce príncipes cumplieron la misión encomendada como se narra en Números 13:21-24: “Y ellos subieron, y reconocieron la tierra desde el desierto de Zin hasta Rehob, entrando en Hamat. Y subieron al Neguev y vinieron hasta Hebrón; y allí estaban Ahimán, Sesai y Talmai, hijos de Anac. Hebrón fue edificada siete años antes de Zoán en Egipto. Y llegaron hasta el arroyo de Escol, y de allí cortaron un sarmiento con un racimo de uvas, el cual trajeron dos en un palo, y de las granadas y de los higos. Y se llamó aquel lugar el Valle de Escol, por el racimo que cortaron de allí los hijos de Israel.”

La duración de la misión
Los príncipes estuvieron en Canaán un largo periodo de tiempo que les permitió recopilar la información requerida por Moisés como se detalla en Números 13:25-26: “Y volvieron de reconocer la tierra al fin de cuarenta días. Y anduvieron y vinieron a Moisés y a Aarón, y a toda la congregación de los hijos de Israel, en el desierto de Parán, en Cades, y dieron la información a ellos y a toda la congregación, y les mostraron el fruto de la tierra.”

El informe entregado
Con toda la congregación reunida los príncipes informaron los resultados de su misión como se encuentra consignado en Números 13:27-29: “Y les contaron, diciendo: Nosotros llegamos a la tierra a la cual nos enviaste, la que ciertamente fluye leche y miel; y este es el fruto de ella. Mas el pueblo que habita aquella tierra es fuerte, y las ciudades muy grandes y fortificadas; y también vimos allí a los hijos de Anac. Amalec habita el Neguev, y el heteo, el jebuseo y el amorreo habitan en el monte, y el cananeo habita junto al mar, y a la ribera del Jordán.”

El optimismo del príncipe Caleb
El príncipe Caleb vio y juzgó las circunstancias encontradas en Canaán en su aspecto más favorable confiando en Dios como está escrito en Números 13:30: “Entonces Caleb hizo callar al pueblo delante de Moisés, y dijo: Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos.”

El pesimismo de los otros príncipes
En contraposición a la confianza del príncipe Caleb esta fue la postura de los otros príncipes, una visión y juicio de las circunstancias encontradas en Canaán en su aspecto más desfavorable como está establecido en Números: 13:31-33: “Mas los varones que subieron con él, dijeron: No podremos subir contra aquel pueblo, porque es más fuerte que nosotros. Y hablaron mal entre los hijos de Israel, de la tierra que habían reconocido, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra que traga a sus moradores; y todo el pueblo que vimos en medio de ella son hombres de grande estatura. También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos.”

Jóvenes, así como doce hombres fueron escogidos para reconocer Canaán, Dios nos quiere usar para reconocer ese territorio de 2.129.748 km² conocido como la República de Colombia, nuestra nacionalidad está en el cielo y como embajadores celestiales la misión es la misma de los príncipes de las XII tribus de Israel, observar este país, a su población, sus ciudades y el terreno, para ejercer nuestra estrategia en la guerra por las almas de los hombres, es una misión arriesgada y que lleva tiempo pero la obra es del Señor, nosotros solamente somos sus instrumentos. Sin embargo como en los casos del príncipe Caleb y los otros príncipes pueden existir dos posturas, la de la fe en Cristo y la del miedo en la carne, doy por sentado que la nuestra es de seguro la primera, estamos del lado del Dios Todopoderoso y no nos puede amedrentar que así como en Canaán, Colombia sea una tierra que traga a sus moradores y este habitada por hombres aparentemente poderosos y en ciudades impenetrables.


¡No somos langostas, somos hijos de Dios y esta patria será para Cristo!

viernes, 19 de diciembre de 2014

La PACIENCIA del SEÑOR

Es innegable la veracidad de las Escrituras, son perfectas, cabales, sin ninguna sombra de mentira, y en ellas el Señor nos hace hermosas promesas de lo que nos espera y nos exhorta a no callarnos, a hablar del Evangelio, a proclamar su verdad. La venida del Señor está muy cerca (Recordemos el viene en las nubes por los creyentes: Arrebatamiento: I Tes 4:13-18), y luego viene por segunda vez sobre esta tierra, siete años después. De manera que debemos prepararnos para este gran evento, pensando que el arrebatamiento podría ser Hoy mismo.
 
Dios a través del apóstol  Pedro nos regala este precioso pasaje :
 
8Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día.9El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. 10Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y          los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. 11Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, 12esperando y apresurándoos para la venida del día de       Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán! 13Pero nosotros esperamos,      según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia. 14Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz. - II Pedro 3:8-14
 
El Señor ha sido, y está siendo muy paciente, esperando a que salgamos a proclamar Su Evangelio a toda Criatura, porque su anhelo es que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.
 
Por esta razón, es necesario que aprovechemos muy bien nuestro tiempo, hablando del Evangelio siempre que sea posible, con mucha sabiduría y humildad, dependiendo siempre del Señor. El día del arrebatamiento, y desde luego, su segunda venida están muy cerca y lo que Dios nos muestra que pasará con quienes queden será realmente terrorífico, así que no podemos desperdiciar ni un solo minuto, es necesario salir a hablar de Cristo a toda criatura.
 
Es necesaria la santidad en nuestras vidas para que verdaderamente haya credibilidad y glorifiquemos a Dios. Nosotros tenemos una esperanza gloriosa porque esperamos cielos nuevos y tierra nueva en los cuales mora la justicia, pero los demás, deben dolernos, y es por eso que tenemos que ser irreprensibles ante nuestro Dios y ante a ellos, a fin de ganarlos para Cristo y poder llevar buen fruto.  
Algunas recomendaciones bien importantes :
ü  No ignorar que para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día
ü  Entender que el Señor no está demorado, sino que es paciente
ü  Tener claro que el Señor está esperando a que hagamos honestamente la tarea de predicar el Evangelio a toda criatura
ü  Debemos hacer nuestro papel de predicar el Evangelio entendiendo que la FE es por el OIR, y el oír por la Palabra de Dios
ü  Ser conscientes de que el día del Señor está muy pero muy cercano y que después que ÉL venga ya la salvación no será nada fácil.
ü  Sentir dolor por las almas que se quedarán sufriendo las atrocidades de la gran tribulación
ü  Y aún sentir más dolor por las que irán definitivamente a un infierno eterno
ü  Habla y no calles, no te avergüences, no dejes para mañana… HOY es día de Salvación
ü  Debemos andar en Santa y piadosa manera de vivir esperando la venida de nuestro Señor
ü  Procurar con diligencia ser hallados sin mancha e irreprensibles, en paz.
 
Dios nos recuerda hoy, y con mucha claridad,  la Paciencia del Señor y nuestra tarea como testigos suyos
 
Tenemos un Dios PACIENTE y muyyyy misericordiosos con los salvos y con los perdidos. ÉL espera pacientemente que hagamos la tarea, y quiere que todos escuchen y sean salvos.
 
Realmente es impactante ver las advertencias tan claras que Dios nos hace de la venida de Cristo y de las consecuencias para aquellos que ignoraron Sus Palabras, así como nuestra responsabilidad de mantener un testimonio intachable. 
 
Lo mejor es tener nuestra conciencia tranquila de que nuestro trabajo en el Señor no será en vano, predicando y predicando, sin avergonzarme para nada. Es nuestro deber, el tiempo se acaba. Ante todo manteniendo un testimonio intachable delante de todos los hombres.
 
¿ Es tu testimonio una buena BASE para poder hablar de Cristo ?

jueves, 18 de diciembre de 2014

PERDONALO y CONSUELALO


Pero si alguno me ha causado tristeza, no me la ha causado a mí solo, sino en cierto modo (por no exagerar) a todos vosotros. Le basta a tal persona esta reprensión hecha por muchos; así que, al contrario, vosotros más bien debéis perdonarle y consolarle, para que no sea consumido de demasiada tristeza. Por lo cual os ruego que confirméis el amor para con él. Porque también para este fin os escribí, para tener la prueba de si vosotros sois obedientes en todo. Y al que vosotros perdonáis, yo también; porque también yo lo que he perdonado, si algo he perdonado, por vosotros lo he hecho en presencia de Cristo, para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones.” – 2 Corintios 2:5-11.
 
En este pasaje Pablo habla de esa tristeza (dolor) que le han causado a él y de cómo la misma se ha extendido a todos sus hermanos. Sin embargo nos enseña cual es la actitud que debemos tener frente a aquel que de alguna manera nos ha herido. Nos dice que en vez de juzgarlo y darle duro, debemos perdonarle y más aún consolarle con el propósito de que no sea consumido de demasiada tristeza.

Esto honestamente suena contrario a lo que la mayoría quisiéramos hacer en contra de aquel que nos ha hecho daño; pero así es El Señor. Él nos pide que renunciemos a nuestros supuestos derechos buscando siempre la restauración de aquel que ha caído o cometido una falta. Pablo nos dice que en medio de esas situaciones debemos confirmar nuestro amor para con aquel que nos ha causado tristeza.

Te preguntarás… ¿Y porque si es que efectivamente me hizo daño? Bueno una de varias razones la encontramos en la parte final del pasaje:

para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones.

No permitamos que Satanás gane ventaja. Que entre en nuestras relaciones y las divida. Que frene la obra de Dios en nosotros y cause daños mayores a la obra. Que nuestro orgullo y prepotencia los entreguemos al Señor quien es el Gran Curador de nuestras almas. Recuerda las palabras de Jesús momentos antes de morir:

Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes”. - Lucas 23:34.

Un abrazo y nos vemos mañana,

lunes, 15 de diciembre de 2014

DE HACER EL BIEN, NUNCA TE CANSES

Gálatas 6:9-10

“6:9 No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. 
6:10 Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe.”

Seria sencillo resumir este mensaje diciéndote que hagas el bien y que a su tiempo segaras bendiciones de parte de Dios. Y es verdad, así de sencillo debería ser  desgastante y sacrificial. Cuando pienses así en tu día a día, no pares, sigue haciendo el bien.

Dios nos da en su palabra el término desmayar. (Desaliento, desinterés o desanimo). La palabra de Dios quiere animarnos hoy a no desalentarnos, perder el interés por hacer el bien nos puede pasar y Dios quiere alertarte hoy si esto está pasando en tu vida.

El versículo 10 nos habla de que siempre que tengamos oportunidad. Estoy seguro que si piensas bien en tus días anteriores han pasado por ti cientos de oportunidades en las que pudiste hacer el bien y sencillamente lo dejaste pasar.

Que hoy sea el día de mostrar la luz de Dios en tu vida, no tienes que hacer la gran hazaña, solo debes tener en cuenta esos detalles que sin duda marcaran la diferencia en tu trabajo, con tu familia, vecinos o tu entorno en el día a día.

Algo muy corto pero también muy aplicable en el mismo instante que termines de leer.

Amos 5:14
“5:14 Buscad lo bueno, y no lo malo, para que viváis; porque así Jehová Dios de los ejércitos estará con vosotros, como decís.”


Lindo Dia.