domingo, 8 de enero de 2012

NO A NUESTRAS JUSTICIAS, SI A SUS MUCHAS MISERICORDIAS.


“Inclina, oh Dios mío, tu oído, y oye; abre tus ojos, y mira nuestras desolaciones, y la ciudad sobra la cual es invocado tu nombre; porque no elevamos nuestros ruegos ante ti confiados en nuestras justicias, sino en tus muchas misericordias.” Daniel 9:18.

En esta ocasión esta Daniel orando a Dios que tenga misericordia del pueblo , incluyéndose, ya que miró atentamente  en los libros y tendrían que pasar setenta años de desolación en Jerusalén debido a la iniquidad del pueblo.

Es impresionante ver el ejemplo de este varón de Dios que la Biblia llama “muy amado” (10:19)  por su conducta cristiana. Él está orando por el pueblo entero, recordando de manera específica cada error y pecado. Un gran ejemplo de cómo debemos orar por nuestros hermanos así estén en disciplina, recordando que podemos estar en ese lugar algún día.

Lo que más me llamó la atención fue la manera en que Daniel ora y ruega a Dios y es reconociendo que no confía en sus justicias sino en las muchas misericordias de Dios. Esto me lleva a pensar la cantidad de veces que le he orado esperando una respuesta tratando de justificarme o aparentemente agradarlo con mi comportamiento luego de que he estado apartado de Él o le he desobedecido. Mis justicias no son comparables con su misericordia, el sacrificio de Jesús no se compara con nada bueno que yo llegue a hacer por más bueno que sea, por eso es necesario que confié en las misericordias de Dios y su perfecta voluntad para mi vida y por agradecimiento a ese amor tratar de agradarlo con mi vida.

Hoy te animo a que ores mucho por tus hermanos y por ti, por las debilidades, ya que somos un solo cuerpo y necesitamos cuidarnos mutuamente y que le roguemos de todo corazón confiando en su misericordia que nos demostró con el sacrificio de Jesús por amor a nosotros.

“Alabad a Jehová, porque él es bueno, Porque para siempre es su misericordia.” Salmos 136:1

Abrazos hermanos. 


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