domingo, 18 de septiembre de 2011

"NO Y NO Y NO A LA AVARICIA"


SALMOS 119:36 “Inclina mi corazón a tus testimonios, Y no a la avaricia.

Afán desordenado de poseer y adquirir riquezas para atesorarlas. Esta es la definición de “avaricia” según la Real Academia Española y es una definición bastante fuerte si tenemos en cuenta que la avaricia nos puede llevar a un descontrol de nuestros pensamientos, prioridades, gustos y aún peor a afectar nuestra intimidad con el Señor.

Esta definición va en contra de todo lo que Dios quiere para nuestras vidas; el afán desordenado de estar constantemente atesorando bienes, dinero o cualquier otra cosa es algo que simplemente nos desenfoca de la obra. Esto no significa que no podamos gozar de las bendiciones que Dios permite en nuestras vidas debido a la obediencia “Estas bendiciones tuve Porque guardé tus mandamientos Salmos 119:56” o que no podamos ahorrar con el fin realizar una compra más adelante, lo que su palabra me indica es que debemos pedirle que sea Él el que incline nuestro corazón a sus testimonios, a sus mandamientos u ordenamientos, ya que él sabe nuestra debilidad y la necesidad que tenemos de que a través de su gracia nos ayude a vencer en esta constante lucha.

¿Cuál es la verdadera intención de realizar esto o aquello?, ¿Cómo afecta mi relación con Dios? ¿Glorificaré a Dios con lo que voy a hacer? ¿Cómo afectaría la obra o mi familia? ¿Jesús lo haría? Son unas pocas preguntas en las que deberíamos meditar antes de dar el siguiente paso y en las cuales personalmente son preguntas que se debo hacerme pero a veces por conveniencia propia o por precipitarme no me hago y fácilmente caigo en este pecado que la Biblia describe como idolatría, (Colosenses 3:5) dejando muchas cosas por encima de Dios.

Una solución sería Hebreos 13:5: “Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré” ¡Que pasaje tan alentador, Dios prometiéndonos que como hijos suyos, no nos desamparará ni dejará, por lo tanto podemos obrar sin avaricia, contentándonos con lo que tenemos hoy, pero de verdad contentos recordando que no nos llevaremos nada.

Para terminar haz este ejercicio y piensa cómo era tu vida hace un año, cómo era hace dos y sin duda alguna la mano de Dios cada día que pasa se nota más en nuestras vidas, tratemos de no desenfocarnos y pidámosle a Dios mucha sabiduría para poner nuestra mira en su obra, oremos mucho por la semana misionera en Bogotá y para que nuestro corazón este inclinado en lo que al Él verdaderamente le gusta.

“Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. Lucas 12:34”

Abrazos, muchas gracias por sus oraciones. Amén.

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