martes, 21 de julio de 2009

…¿SOMOS BUENOS OIDORES?...



SANTIAGO 1:19 “Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse;”

Preparando una enseñanza para el ministerio de parejas jóvenes, Dios me recordó y exhortó acerca de la importancia de ser “BUEN OIDOR” y específicamente acerca de la necesidad de saber escuchar a mi esposa. Meditando en esta enseñanza Dios llevó además a meditar extensivamente en qué tan buen oidor soy de todas las personas que me hablan como mis compañeros de trabajo, amigos, hermanos, familiares, conocidos…

Dios nos dio dos (2) oídos y una (1) boca. En análisis simple se podría decir que por la disposición de esos órganos deberíamos escuchar el doble de lo que hablamos, pero esto en la mayoría de las veces no es así.
En este pasaje Dios nos declara que debemos ser “BUENOS OIDORES”, cualidad que debemos aplicar primeramente a escuchar la voz de Dios en su Palabra.
En el plano de las relaciones interpersonales, la mayor parte de nosotros prefiere conversar antes que escuchar. Nos agrada expresar nuestras ideas y decir lo que conocemos y cómo nos sentimos acerca de distintos temas. En Proverbios 18:13 la Biblia dice que “Al que responde palabra antes de oír, le es fatuidad y oprobio”.
Escuchar parece una cosa muy sencilla de hacer, pero la mayoría de nosotros no sabemos escuchar. Dios lo sabe, por esto él nos recuerda la importancia de ser “PRONTOS PARA OÍR Y TARDOS PARA HABLAR”. Algunos aspectos prácticos para ser buenos oidores:

1. Miremos a los ojos a la persona que nos habla y dediquémosle toda nuestra atención (dejemos de escribir en el computador, cerremos el libro que estamos leyendo, dejemos de ver la televisión, escuchar la radio o chatear en internet).
2. Demostremos interés en lo que escuchamos, asintiendo con movimientos en la cabeza o sonriendo.
3. Hagamos de vez en cuando observaciones adecuadas para demostrar nuestro acuerdo, interés y comprensión.
4. Hagamos preguntas oportunas y bien formuladas.
5. Mantengamos atención unos treinta segundos después de que haya terminado una idea la otra persona para luego intervenir.

¿Somos un buenos oidores o solo queremos que nos escuchen y hablamos y hablamos y hablamos?...

En esta semana hagámonos un llamado a prestar atención a nosotros mismos en este asunto. Darnos cuenta de cómo fallamos en nuestra comunicación es el primer paso para entregar este aspecto en oración al Señor. Seamos primeramente “buenos oidores de su Palabra” y pidamos a Dios sabiduría para aplicar su mandato de ser “buenos oidores” al comunicarnos con los demás con la gracia del Señor Jesús.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Que buena enseñanza. Tengo que empezar a poner en práctica varios de estos tips. Escuchar el doble de lo que hablo.

Un abrazo,

Javier.

Tila dijo...

Gracias por recordarnos las importancia de ser buenos oidores y esos pequeños consejos que nos ayudaran a estar mas atentos a las necesidades de las personas.

Anónimo dijo...

Que buenos consejos... y pondre mi mano sobre mi boca si es necesario.

Un abrazo

MAC dijo...

Voy a hacer caso al consejo del escritor y conscientemente voy a oír más que hablar, quiero detenerme a escuchar a mis amigos, hermanos, todos, eso si teniendo en cuenta que lo más importante es estar atento a aprehender la palabra de Dios.

Gracias un abrazo a todos.

MAC