sábado, 1 de agosto de 2015

LA ENVIDIA DEL MUNDO

En Ester 6:11-13 Dios nos dice: “Y Amán tomó el vestido y el caballo, y vistió a Mardoqueo, y lo condujo a caballo por la plaza de la ciudad, e hizo pregonar delante de él: Así se hará al varón cuya honra desea el rey. Después de esto Mardoqueo volvió a la puerta real, y Amán se dio prisa para irse a su casa, apesadumbrado y cubierta su cabeza. Contó luego Amán a Zeres su mujer y a todos sus amigos, todo lo que le había acontecido. Entonces le dijeron sus sabios, y Zeres su mujer: Si de la descendencia de los judíos es ese Mardoqueo delante de quien has comenzado a caer, no lo vencerás, sino que caerás por cierto delante de él.”

En muchas ocasiones, como pasó con Mardoqueo, el mundo nos premia por haber actuado correctamente, en el caso de él, fue la exaltación por el denunciar el macabro plan de los funcionarios reales Bigtán y Teres quienes procuraban el magnicidio del emperador persa Asuero según lo contenido en Ester 2:21-23: “En aquellos días, estando Mardoqueo sentado a la puerta del rey, se enojaron Bigtán y Teres, dos eunucos del rey, de la guardia de la puerta, y procuraban poner mano en el rey Asuero. Cuando Mardoqueo entendió esto, lo denunció a la reina Ester, y Ester lo dijo al rey en nombre de Mardoqueo. Se hizo investigación del asunto, y fue hallado cierto; por tanto, los dos eunucos fueron colgados en una horca. Y fue escrito el caso en el libro de las crónicas del rey.”.

Sin embargo el mundo no siempre ve con buenos ojos ese tipo de enaltecimiento de un miembro del pueblo de Dios.

El odio de Amán
Amán era el gran visir del emperador persa Asuero, sin embargo no veía con buenos ojos a Mardoqueo ni a su pueblo, de hecho tramó una conspiración que concluyó con un decreto imperial que estableció el exterminio de los judíos como se muestra en Ester 3:6: “Pero tuvo en poco poner mano en Mardoqueo solamente, pues ya le habían declarado cuál era el pueblo de Mardoqueo; y procuró Amán destruir a todos los judíos que había en el reino de Asuero, al pueblo de Mardoqueo.”

Una persona con una situación de privilegio o autoridad puede aborrecer lo relacionado con el pueblo de Dios.

La voluntad del emperador
Asuero quiso reconocer públicamente la denuncia que permitió evitar su homicidio y honrar a Mardoqueo, como narra Ester 6:1-3: “Aquella misma noche se le fue el sueño al rey, y dijo que le trajesen el libro de las memorias y crónicas, y que las leyeran en su presencia. Entonces hallaron escrito que Mardoqueo había denunciado el complot de Bigtán y de Teres, dos eunucos del rey, de la guardia de la puerta, que habían procurado poner mano en el rey Asuero. Y dijo el rey: ¿Qué honra o qué distinción se hizo a Mardoqueo por esto? Y respondieron los servidores del rey, sus oficiales: Nada se ha hecho con él.”   

Un gobernante o jefe querrá aplaudir a quien actúe correctamente y nosotros debemos estar siempre en esa lista de personas que merezcamos un elogio de esa naturaleza para la gloria de Dios.

El deseo de Amán
Amán en su corazón quería tener el favor de su emperador y confiaba ciegamente que si Asuero concedería un reconocimiento él sería la persona que de seguro lo recibiría como se describe en Ester 6:6-10: “Entró, pues, Amán, y el rey le dijo: ¿Qué se hará al hombre cuya honra desea el rey? Y dijo Amán en su corazón: ¿A quién deseará el rey honrar más que a mí? respondió Amán al rey: Para el varón cuya honra desea el rey, traigan el vestido real de que el rey se viste, y el caballo en que el rey cabalga, y la corona real que está puesta en su cabeza; y den el vestido y el caballo en mano de alguno de los príncipes más nobles del rey, y vistan a aquel varón cuya honra desea el rey, y llévenlo en el caballo por la plaza de la ciudad, y pregonen delante de él: Así se hará al varón cuya honra desea el rey.”

No todas las personas ven con agrado nuestro buen testimonio cristiano.

La decisión del emperador y la sorpresa de Amán
La vanagloria de Amán le jugó una mala pasada y la determinación soberana del emperador fue la de enaltecer a Mardoqueo por encima de él, como se describe en Ester 6:10: “Entonces el rey dijo a Amán: Date prisa, toma el vestido y el caballo, como tú has dicho, y hazlo así con el judío Mardoqueo, que se sienta a la puerta real; no omitas nada de todo lo que has dicho.”

Cuando el mundo reconoce nuestro éxito y la gloria de Dios la envidia se ve expuesta.

Amán se llevó una buena lección de vida y luego de honrar al hombre que odiaba tuvo un motivo y causa de pesar y desazón, fue humillado delante del mundo, sus amigos y familiares y la envidia dominó su ser, siendo importante resaltar que de acuerdo con el versículo 13, sus allegados y la persona más íntima viendo su derrota frente a un miembro del pueblo de Dios, lo aconsejaron de una manera errónea alimentando su odio contra Mardoqueo.

Jóvenes, como en la situación de Mardoqueo, puede darse la circunstancia en la que por obrar correctamente seamos honrados exaltando el nombre de Dios y esto signifique la envidia del mundo.

Finalicemos esta entrada con el siguiente pasaje.

Job 40:12
“Mira a todo soberbio, y humíllalo,
Y quebranta a los impíos en su sitio.”

1 comentario:

Anónimo dijo...

=)