sábado, 18 de abril de 2015

LUCHANDO CON GIGANTES


En II de Samuel 21:16-22, en medio de un periodo de intensa guerra Dios nos cuenta la derrota de cuatro gigantes por parte de soldados del ejército israelita encabezado por el rey David: “E Isbi-benob, uno de los descendientes de los gigantes, cuya lanza pesaba trescientos siclos de bronce, y quien estaba ceñido con una espada nueva, trató de matar a David; más Abisai hijo de Sarvia llegó en su ayuda, e hirió al filisteo y lo mató. Entonces los hombres de David le juraron, diciendo: Nunca más de aquí en adelante saldrás con nosotros a la batalla, no sea que apagues la lámpara de Israel.  Otra segunda guerra hubo después en Gob contra los filisteos; entonces Sibecai husatita mató a Saf, quien era uno de los descendientes de los gigantes. Hubo otra vez guerra en Gob contra los filisteos, en la cual Elhanán, hijo de Jaare-oregim de Belén, mató a Goliat geteo, el asta de cuya lanza era como el rodillo de un telar. Después hubo otra guerra en Gat, donde había un hombre de gran estatura, el cual tenía doce dedos en las manos, y otros doce en los pies, veinticuatro por todos; y también era descendiente de los gigantes. Este desafió a Israel, y lo mató Jonatán, hijo de Simea hermano de David. Estos cuatro eran descendientes de los gigantes en Gat, los cuales cayeron por mano de David y por mano de sus siervos.

Las tropas de David resultaron vencedoras frente a estos hombres de gran estatura con características diferentes a las humanas que de seguro impartían terror en medio de los soldados israelitas.

El temor es un sentimiento normal del hombre natural, sin embargo de la mano de Dios podemos transformar ese estado de ánimo en valor especialmente en la guerra espiritual por las almas de los hombres, vayamos a la Palabra de Dios para ver algunos ejemplos.

Salmos 3:6
No temeré a diez millares de gente,
Que pusieren sitio contra mí.”

Salmos 27:3
“Aunque un ejército acampe contra mí,
No temerá mi corazón;
Aunque contra mí se levante guerra,
Yo estaré confiado.”

Salmos 91:5-7
“91:5 No temerás el terror nocturno,
Ni saeta que vuele de día,
91:6 Ni pestilencia que ande en oscuridad,
Ni mortandad que en medio del día destruya.
91:7 Caerán a tu lado mil,
Y diez mil a tu diestra;
Mas a ti no llegará.”

Salmos 118:6
“Jehová está conmigo; no temeré
Lo que me pueda hacer el hombre.”

Jóvenes, somos soldados de Cristo, tropas a su disposición preparadas para pelear la buena batalla de la fe en medio de esta guerra espiritual por las almas de los hombres, sigamos el ejemplo de los hombres de David y de la mano de nuestro Señor enfrentemos cada reto teniendo claro que con el poder de Dios saldremos victoriosos venciendo el temor humano.

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