ARENAS MOVEDIZAS

Salmos 69:13-14  Pero yo a ti oraba, oh Jehová, al tiempo de tu buena voluntad; Oh Dios, por la abundancia de tu misericordia, Por la verdad de tu salvación, escúchame. Sácame del lodo, y no sea yo sumergido; Sea yo libertado de los que me aborrecen, y de lo profundo de las aguas.

Encontramos en el salmo 69 el corazón desesperado de un hombre que clama a Dios hasta enronquecer su voz buscando ayuda divina. Un hombre que reconoce su insensatez y el poder de Dios por el cual no puede ser engañado.

Este hombre que está siendo perseguido por sus enemigos y probado en su Fe, reconoce que solo en Dios puede poner su confianza, es la razón de la porción que he tomado para este día:

El salmista comienza diciendo que oraba a Dios, wow, tan corto pero contundente, ¿Oras tu a Dios?

¿Dependes de Dios constantemente?

El salmista oraba entendiendo que la voluntad de Dios es buena, como vemos en otras partes de la biblia, es agradable y perfecta, cuanto más nos hace entender las palabras de Jesús, “Si es posible pasa de mi esta copa, pero que no sea mi voluntad sino la tuya”

Esa oración a Dios es escuchada por él por la abundancia de su misericordia que nos tiene y por la verdad (promesa) de su salvación que nos hizo sus hijos lo cual permite que tengamos acceso directo al trono de la gracia.

Terminando la cita el salmista clama por salir del fango de lodo en el que se encuentra y del que tal vez se está hundiendo más y más, además  clama por su liberación ante quienes lo aborrecen.

Tan solo quisiera terminar afirmando que la vida no es fácil, en algunos casos el lodo esta hasta el cuello, los enemigos nos respiran al oído, los ríos impetuosos quieren ahogarnos al punto que pensamos desfallecer, tan solo te digo que aunque tu falles Dios es misericordioso y está a la distancia de una oración, aunque cansado y ahogado estés es el momento de clamar, tener paciencia y entender quién es Dios, que pide de ti y cuales sus obras.

Que tengas un buen día