sábado, 15 de marzo de 2014

ANDAR COMO CRISTO ANDUVO



En ésta entrada quiero hablar sobre el pasaje contenido en I de Juan 2:6: “El que dice que permanece en él (Cristo), debe andar como él (Cristo) anduvo.

Éste versículo nos remite a reflexionar sobre nuestro andar cristiano, siendo la ocasión para contrastar nuestra vida personal con el desempeño como caminantes en Cristo.

Andar en vida nueva
Las viejas mujeres y hombres quedaron enterrados y gracias a la obra de nuestro Salvador fuimos renacidos como nuevas criaturas con vidas completamente diferentes a las que vivimos antes de conocer al Salvador, revisemos Romanos 6:4: “Porque como somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.

Andar por Fe
En el mundo de tinieblas nuestro sentido de la vista es inútil, y la qué nos indica el camino a seguir es la fe, corroboremos esta afirmación en II de Corintios 5:7: “(porque por fe andamos, no por vista);”

Andar espiritual
La forma de caminar se debe traducir en la prevalencia de lo espiritual sobre lo carnal como nos indica Gálatas 5:16: “Digo, pues: Andad en el Espíritu y no satisfagáis los deseos de la Carne.”

Andar en amor
Nuestra manera de andar igualmente implica amar como Jesús lo hizo y entregarnos a los demás siguiendo su ejemplo haciendo extensiva la salvación al mundo perdido sirviendo para la causa celestial, remitámonos a Efesios 5:2: “Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó así mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.”

Andar diligentemente y con sabiduría
La forma de caminar conlleva ser cuidadosos demostrando la sabiduría y edificación otorgada por la Palabra diferenciándonos de las viejas criaturas que éramos antes de nuestra redención, ratifiquemos esta verdad en Efesios 5:15: “Mirar, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios.”

Andar en la luz
La nueva forma de conducirnos involucra andar en la luz, con sus hermosas consecuencias, entre las que encontramos la hermandad cristiana y la remisión de nuestras culpas, validemos esta aseveración en I de Juan 1:7: “… pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.”

Jóvenes sí decimos que permanecemos en Cristo es nuestra obligación andar una vida nueva, con la visión de la fe, prevaleciendo en nuestras actuaciones lo espiritual sobre lo carnal, con amor, siendo cuidadosos y sabios, demostrando que somos luz en medio de la oscuridad.


Éste fin de semana no estaré en la ciudad y desde ya les hago saber cuánto les extrañaré, un abrazo fuerte. 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que bonita enseñanza, ojalá todos aprendiéramos a ANDAR ASI :)