sábado, 12 de octubre de 2013

LOS DIEZ LEPROSOS


En esta ocasión escribo sobre la situación descrita en el evangelio de San Lucas capítulo 17 versículos 11 al 19 correspondiente a la sanación de 10 leprosos por parte de Jesucristo donde se muestra nuevamente la manera contradictoria de actuar de los seres humanos frente a Dios.

El encuentro con Jesús

En los versículos 11 y 12 se describe que: “Yendo Jesús a Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Y al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos…”

Estos 10 hombres presentan una de las patologías de mayor rechazo en la biblia como se determina en los siguientes pasajes: Números 5:2-3, Levítico 13:45 y Levítico 13-14, y logran tener un encuentro con Dios.

La lepra es una buena analogía del deterioro que el pecado nos causó y así como esos 10 hombres con un cuerpo lleno de pecado tuvimos la oportunidad de sostener un encuentro personal de naturaleza divina.

La misericordia de Dios

En los versículos 13 y 14 se narra que: “… y alzaron la voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros! Cuando él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados.”

Los leprosos conocían el nombre de Jesús y reconocían su autoridad y poder para sanar; efectivamente el Señor tiene misericordia de ellos y restaura sus cuerpos deteriorados por la enfermedad y les indica que muestren lo que les ha pasado.

En nuestro corazón conocíamos de la necesidad de un Salvador en nuestras vidas que reparare el daño causado por el pecado y fue así como Dios nos vio cuando el mundo nos ignoraba y rechazaba y tuvo misericordia de nosotros, nos restauró y espera que como esos 10 hombres mostremos al mundo lo que Él hizo por nosotros.

La actitud de los leprosos

La historia de ésta sanación tiene un desenlace triste, miremos lo que muestra la Biblia en los versículos 15 al 19: “Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz,  y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y éste era samaritano. Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están? ¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero? Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado.”

Únicamente  el samaritano fue quien regresó a Jesús y agradeció su restauración,  los otros nueve continuaron cada uno por su camino siguiendo sus vidas antiguas sin tener en cuenta a Dios.

De la misma forma en que actuó el samaritano Dios merece nuestro agradecimiento por su obra maravillosa para nuestra restauración así como que sigamos el camino de su hijo Jesucristo y los deberes y obligaciones que de ello se desprenden.

Jóvenes, quiero concluir esta estrada con las mismas preguntas que hizo Jesús adaptadas a nuestro caso.

¿Dónde estás ahora?


¿Te has vuelto y dado la gloria a Dios por tu nueva vida?

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