domingo, 7 de julio de 2013

UN ESCUDO QUE NO IMAGINAMOS!

"¡Oh Jehová, cuánto se han multiplicado mis adversarios!

Muchos son los que se levantan contra mí.
Muchos son los que dicen de mí:

No hay para él salvación en Dios. Selah
Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí;

Mi gloria, y el que levanta mi cabeza.
Con mi voz clamé a Jehová,

Y él me respondió desde su monte santo" Salmos 3:1-4

Buenas noches, este salmo es un abrazo de Dios para nosotros como creyentes, personalmente Dios me anima con estos versículos a recordar lo que dice el post anterior dándonos a entender que sin Dios no podemos nada.

En medio de la persecución que el Rey David sufría, él reconoce e identifica los adversarios que han surgido en su vida y como de manera directa lo que buscan es destruirlo.

Me impacta la manera en que estos adversarios saben que David confía es en Dios, y dicen: "No hay para él salvación en Dios", piensan que Dios no ayudará a David, que Dios no lo escucha y que seguramente será derrotado por ellos, pero... aparece la convicción y fe de David hacia su Dios, nuestro Dios y dice: (el otro lado de la moneda) "Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí" el sabe que Dios no lo abandona y puede decir confiado que Dios es su escudo, protegiéndolo de las asechanzas directas del enemigo, un escudo que no cubre una sola parte sino todo lo que él es.

Luego dice: "Mi gloria, y el que levanta mi cabeza", impresionante, Dios es su gloria, nada más se lleva ese lugar en su corazón sino Dios y como todos lo necesitamos, Dios, nuestra gloria, es quien levanta nuestra cabeza cuando lo necesitamos, y lo hace amorosamente.

El rey David luego ora, clama a Dios y es una oración sincera, profunda y rendida ante la capacidad humana por el poder de Dios, quien espera que le hablemos y desea dar respuesta a esas peticiones en su tiempo y conforme a su voluntad le responde a David desde su monte santo. Esto me llevaba a pensar que Dios responde desde cualquier lugar, aún desde lugares que no alcazamos ni a imaginar pero que atentamente observa nuestro andar y escucha nuestra voz, ese lugar donde hay santidad, donde todo se ve. No debo tenerlo a un metro de distancia (aunque lo está y mejor todavía, está en nosotros) para estar seguro que el responde a mis suplicas en momentos adversos y recibe mis gracias en momentos de alegría.

Lo más impactante, devocionalmente lo digo, es que si hubo salvación en Dios para ese simple humano que clamó, espero y confió en su Dios.

Un abrazo, descansa ya que él es tu escudo alrededor de tí.




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