miércoles, 21 de abril de 2010

EL PECADO OFENDE A DIOS Y ARRUINA NUESTRA VIDA

Sin lugar a duda tenemos un Dios grande en misericordia. Un Padre que nos ama entrañablemente y que lo ha demostrado por medio de su Unigénito Hijo en la Cruz del calvario.

Sin embargo pienso que un gran número de creyentes en el mundo entero y de manera frecuente, abusamos de la misericordia de Dios olvidando muy a menudo que aunque el Señor es el Dios de la misericordia, también EL; es el Dios de la justicia.

Tú pecado así como el mío ofende a Dios. Cada vez que pecamos estamos teniendo por inmunda la sangre de aquel que nos amó. El pecado arruina nuestra vida y frena de manera contundente el plan que Dios ha establecido para la misma. El pecado no es un juego. No es una opción. No puede convertirse en un estilo de vida.

Te animo a leer el capítulo 19 del libro de Jueces. Un capítulo de infidelidad en el matrimonio, de homosexualismo en una ciudad, de hombres violentos en las plazas, de una o quizá 2 mujeres violadas en la puerta de la casa; y finalmente un capítulo lleno de muerte e imágenes terribles. Un esposo partiendo en pedazos a su esposa quien le ha sido infiel.

19:1; 25-30 – “1En aquellos días, cuando no había rey en Israel, hubo un levita que moraba como forastero en la parte más remota del monte de Efraín, el cual había tomado para sí mujer concubina de Belén de Judá.” – “25Mas aquellos hombres no le quisieron oír; por lo que tomando aquel hombre a su concubina, la sacó; y entraron a ella, y abusaron de ella toda la noche hasta la mañana, y la dejaron cuando apuntaba el alba. 26Y cuando ya amanecía, vino la mujer, y cayó delante de la puerta de la casa de aquel hombre donde su señor estaba, hasta que fue de día. 27Y se levantó por la mañana su señor, y abrió las puertas de la casa, y salió para seguir su camino; y he aquí la mujer su concubina estaba tendida delante de la puerta de la casa, con las manos sobre el umbral. 28El le dijo: Levántate, y vámonos; pero ella no respondió. Entonces la levantó el varón, y echándola sobre su asno, se levantó y se fue a su lugar. 29Y llegando a su casa, tomó un cuchillo, y echó mano de su concubina, y la partió por sus huesos en doce partes, y la envió por todo el territorio de Israel. 30Y todo el que veía aquello, decía: Jamás se ha hecho ni visto tal cosa, desde el tiempo en que los hijos de Israel subieron de la tierra de Egipto hasta hoy. Considerad esto, tomad consejo, y hablad.”

El pecado siempre traerá consecuencias por más que el hombre trate de ocultarlo. Esta mujer infiel, pago con su propia vida su infidelidad. La próxima ves que te encuentres en la disyuntiva de si lo haces o no (Una decisión que te conduzca a pecar); piénsalo dos veces.

El pecado no trae nada bueno consigo.

Nos vemos mañana,

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