miércoles, 6 de enero de 2010

LA SONRISA DE LA IGLESIA

“Tus dientes como manadas de ovejas trasquiladas, Que suben del lavadero, Todas con crías gemelas, Y ninguna entre ellas estéril.”
Cantares 4:2

En el capítulo 4 de Cantares, Salomón está haciendo una alabanza de su esposa y la describe de una forma tan bella que Neruda enmudecería. Este mismo canto es la oda que el Señor Jesucristo le hace a su iglesia, y, hoy, el versículo 2, en la descripción de su boca, saltó a mis ojos y Dios me enseñó cómo debe ser la sonrisa de su iglesia amada.

Esa sonrisa se ve primero como manadas de ovejas trasquiladas: lo que nos muestra un equipo grande y obediente. Esas ovejas acababan de pasar sin ningún reparo por las manos de su pastor para que ÉL las peluqueara y ahora muestran su unidad y su nobleza. Todas recién revisadas por las manos de quien las cuida. Jesús fue a la cruz “como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.” (Isaías 53:7) Para Jesús la trasquilada representaba su misma muerte a manos de sus enemigos y él no renegó. Aceptó la voluntad de Dios.

Para nosotros la trasquilada es pasar nuestra vida por las manos de quienes nos cuidan y nos aman y muchas veces terminamos oponiéndonos y vagando por la vida como una oveja “mechuda”. Quiero que te quedes con la imagen de esas manadas trasquiladas, juntas, en equipo, peinadas por Jesús y los hombres que ÉL constituye para nuestro cuidado.

La segunda cosa es que suben del lavadero, blanquitas, puedo imaginar ese blanco acentuado por el sol mañanero sobre las praderas de Galaad y eso me enseña como nuestra pureza resalta cuando estamos empapados de la Palabra de Dios. ¡Qué bello sonríe la iglesia cuando sus creyentes se lavan en la Biblia!

Lo tercero es que suben con crías gemelas, van de dos en dos, se necesitan, se ayudan, se aman entre ellas y el hecho de que vayan juntas hace que se vean más bonitas. Aquí Dios nos enseña sobre lo bueno de tener un compañero de milicia y de estar dispuestos a andar con otro la senda cristiana. Pero también habla de la fecundidad, ellas se reproducen de a dos y esto tiene que ver con el último punto del versículo: “Y ninguna entre ellas estéril.” Todos los hijos de Dios debemos dar vida.

Esta semana nos han predicado y escrito sobre evangelizar y creo firmemente que esto sella con arte la sonrisa de la iglesia: Que las ovejas se reproduzcan, en más ovejas dispuestas a ser trasquiladas, bañadas por la Palabra de Dios, que trabajan con los demás y que, de nuevo, se reproducen en más ovejas. ¿Te imaginas un ministerio así?

Hagamos nuestra parte!

1 comentario:

MAC dijo...

Es verdad, tenenemos que crecer y multiplicarnos y que nuestro rebaño sea cada vez más grande por mi parte seguiré evangelizando y llevando nuevas personas al ministerio.

Un abrazo a todos.

¿Por cierto cuando nos volvemos a congregar?

MAC