miércoles, 18 de noviembre de 2009

AL TERMINAR LA ESCUELA

Varias cosas están rondando mi mente esta madrugada. Anoche terminamos, la primera promoción de alumnos, la Escuela de entrenamiento para el liderazgo. Mientras escribo recuerdo el primer día hace unos siete años en el mes de agosto. Pablo, nuestro pastor misionero, nos dijo que al final de este proceso (que aquel día se veía lejísimos) no recibiríamos un cartón ni tendríamos una graduación, que la medida del éxito de este proceso de formación espiritual como pastores y misioneros la revelaría nuestra vida entregada al Señor Jesús y a su obra en forma incondicional, permanente.

Ya podemos tomar “la primera foto”, pero más allá de eso hoy me pregunto: ¿Cuántos ministerios sanos, fructíferos, con impacto, estarán en el presente y futuro, bajo el liderazgo de alguno de los graduandos?, ¿cuántos discípulos sanos espiritualmente e incondicionales con Jesús serán el resultado del ejemplo de discipuladores con vidas abundantes como cristianos? ¿Cuántas capitales de Colombia llegaremos a cubrir desde Bucaramanga? ¿Cuántos países del mundo?.

El reto es enorme. La Escuela es lo mejor que pudimos haber hecho como parte de nuestra formación en esta vida si usamos todo lo aprendido para el avance del reino de Dios. O la escuela pudo ser el desperdicio más absurdo de tiempo si vamos a seguir pensando en nosotros mismos y aferrados a la corriente de este mundo. Te confieso que esto me ayuda a entender el temor de Dios y el honor de estar en sus filas.

Por otro lado estoy pensando en todo el trabajo que tenemos en la obra local: El servicio, los jóvenes, los niños, el evangelismo, el discipulado y las misiones. Pienso en los futuros alumnos de la escuela, pero pienso más en los presentes siervos de la iglesia y estoy convencido de que el semillero más grande de todo esto son los ministerios con sangre joven: Transición, A salvo, Baluarte.

Harvard, Oxford, Andes, forman a los dirigentes mundiales más renombrados en todas las esferas de nuestra sociedad. La iglesia, en cambio, perfecciona a siervos, en la mayoría de los casos, desconocidos e impopulares a los ojos de la opinión pública, pero relucientes a los ojos del Creador. Hombres y mujeres cuya vida tiene por fin construir un reino que no se ve, sirviendo a un Señor que jamás pasó por la universidad, ni amasó una gran fortuna pero que nos enseñó cómo vivir de verdad y nos legó un tesoro que nadie nos podrá quitar jamás: Una relación eterna y rica con Dios.

Quisiera invertir de nuevo toda mi juventud en los asuntos de Dios, hoy me volvería a matricular en la Escuela y me encantaría encontrarte en la silla de al lado y que juntos nos diéramos ánimo y Biblia, Biblia y ánimo para renunciar día a día al mundo y hacernos juntos el propósito de evangelizar a la ciudad completa, intercambiar devocionales, ir a misiones, enseñar a los niños, discipular a más jóvenes, ordenar las sillas el domingo y sumergirnos más y más en La bendita Palabra de Dios, a un ritmo parejo y constante de entrenamiento para hacer de nuestras vidas, aquí, el puente para que muchos vayan con nosotros a la eternidad. Allá en el Cielo. Con Jesús!

¿Ya te estás entrenando en la obra local?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Si qué dicha que Dios este mes de diciembre permitirá a dos jóvenes amados, hombres de Dios por su testimonio de vida, ser ordenados: Diego y Favito... los amamos y que bendicion ver que la obra avanza. ¡Colombia para Cristo!... Dios segurá glorificándose con quienes igualmente serán ordenados y saldrán al campo.

Anónimo dijo...

Leer esto me trae muchos recuerdos de un pasado que me llena de mucha nostalgia. Me alegra volver a encontrarme con este blog y encontrar en cada palabra tanta sabiduría. Sé que Dios seguirá transformando muchas vidas a través verdaderos siervos.

Ya he perdido muchas batallas pero sé que Dios sigue siendo el mismo ser real e incondicional que algún día conocí de cerca.

Los quiero mucho, los recuerdo montones.

Anónimo dijo...

Vuelve a casa. Te estamos esperando!