miércoles, 20 de mayo de 2009

BIEN POR MAL

“Jehová, pues, será juez, y el juzgará entre tú y yo. El vea y sustente mi causa, y me defienda de tu mano.” I Samuel 24:15 El joven David tuvo en bandeja de plata la oportunidad para matar al rey Saúl con las “mejores” razones: Saúl lo estaba persiguiendo y quería asesinarlo porque le tenía envidia y temor pues sabía que Dios estaba con él.

Sin saber que David estaba adentro de una cueva Saúl entró en la misma para descansar. Con él dormido lo único que David debía hacer era sacar la espada y atravesar a este hombre que lo estaba persiguiendo con furia, pero no lo hizo, David no se dejó llevar por ese impulso homicida ni cedió a las palabras de sus acompañantes para hacer lo que no se debía y tomar venganza por sus manos contra el ungido de Jehová. (vs. 6 y 10)

Saúl era el rey, malo y perverso, pero era el rey y David no iba extender su mano contra la autoridad, contra el ungido de Jehová aunque era su enemigo. David pagó con bien el mal que querían hacerle.

Vivimos en un ambiente hostil y en ocasiones la gente que nos rodea está esperando el momento en que vamos a caer para alegrarse de nuestras derrotas. Otras veces no resisten todo el bien con el que Dios nos bendice y tratan de opacar la belleza de lo que Él está haciendo en nosotros. Chismes, habladurías, celos, juicios, tristeza por la alegría del otro, indiferencia o sencillamente la falta de cortesía son algunas de las actitudes de los saules de nuestros días. Si eres cristiano y si eres buen cristiano seguro me entiendes y habrás estado en situaciones así, momentos en los que duele el corazón por la hostilidad de quienes se te oponen.

Nuestro mundo y nuestra iglesia necesita en cambio davides, hombres y mujeres dispuestos a no tomar la venganza en sus manos, creyentes que no caigan en el juego de criticar a los que los critican, de negar el abrazo sincero al que apenas quiero dar un saludo pasajero sin amor.

Hablar bien de nuestros hermanos, estar dispuesto a tender la mano, olvidar cualquier cosa que nos haya perjudicado, confiar en Dios y mostrar su amor pagando bien por mal son las actitudes que reflejarán a nuestro Rey Jesús. Saúl quedó sorprendido de que David le haya perdonado la vida y por primera vez le declara al joven pastor estas palabras: “yo entiendo que tú has de reinar, y que el reino de Israel ha de ser en tu mano firme y estable,” (I Samuel 24:20)

Somos reyes y sacerdotes del Dios Todopoderoso del cielo, si eres creyente es algo que nadie podrá cambiar jamás. Gocémonos de esta condición, creámosla, aún cuando tengamos que resguardarnos momentáneamente en una cueva. En los momentos de afrenta, confiemos en Dios, ÉL nos va a respaldar y su mejor venganza será traer a nuestros enemigos a los pies de ÉL para que le sirvan y reconozcan que Jesús es Rey.

1 comentario:

Tila dijo...

Hoy he tenido un día, en el que he tenido problemas con muchas personas, y este mensaje me cae "como anillo al dedo" Pues no he sido en un 100% como David, me dejé llenar de ira y hasta resongue...sin embargo, que bueno como Dios sigue recordandonos esos mandatos que sin excepcion debemos cumplir y como con su Espiritu Santo en nosotros, nos da la humildad para reconocer el error, cambiar y pedir perdón a aquellos a quienes hemos ofendido. Gracias a Dios por su palabra, bendita, en la que nos muestra el camino perfecto en el que debemos andar.