lunes, 14 de septiembre de 2015

¿COMO PODEIS AGRADARLE SI HACEIS ESTAS COSAS?

1:6 El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo padre, ¿dónde está mi honra? y si soy señor, ¿dónde está mi temor? dice Jehová de los ejércitos a vosotros, oh sacerdotes, que menospreciáis mi nombre. Y decís: ¿En qué hemos menospreciado tu nombre? 1:7 En que ofrecéis sobre mi altar pan inmundo. Y dijisteis: ¿En qué te hemos deshonrado? En que pensáis que la mesa de Jehová es despreciable. 1:8 Y cuando ofrecéis el animal ciego para el sacrificio, ¿no es malo? Asimismo cuando ofrecéis el cojo o el enfermo, ¿no es malo? Preséntalo, pues, a tu príncipe; ¿acaso se agradará de ti, o le serás acepto? dice Jehová de los ejércitos.1:9 Ahora, pues, orad por el favor de Dios, para que tenga piedad de nosotros. Pero ¿cómo podéis agradarle, si hacéis estas cosas? dice Jehová de los ejércitos.” Malaquías 1:6-9

Una motivación permanente para nuestro andar cristiano es Nuestro parentesco con Dios, como Padre y Señor nuestro. Esto nos manda fuertemente a temerle y honrarle como a nuestros padres aquí en la tierra.

Lo que vemos en estos versículos es que a pesar de entender esta verdad, Israel no le estaba dando a Dios el verdadero lugar que tenía en sus vidas, y él se los reclama así como también no lo pide hoy a nosotros.

Hay muchas personas que viven negligentemente para Dios; se conforman con un servicio dominical a el que van aun con pereza, o a una reunión ya sea de jóvenes, discipulado, parejas jóvenes, etc. Tienen esto como una de sus rutinas para pensar que están sirviendo a Dios y que están siendo buenos cuando realmente no hay una transformación real en sus vidas y no existe una reverencia y sumisión autentica a Dios y su palabra.

Este tipo de personas no entiende lo que es tener a Dios como prioridad en su vida y nunca se sacrificaran verdaderamente por el avance del reino de Dios. Si adoramos a Dios con ignorancia y sin entendimiento, ofreceremos un animal ciego como sacrificio; si lo hacemos despreocupadamente, si somos fríos, si nuestras obras se ven  mucho pero no las hacemos  de corazón, llevamos el cojo; y si toleramos en nuestra vida el pecado alejándonos de la santidad que Dios nos pide, llevamos al enfermo.

Para estar bien delante de Sus ojos no basta hacer lo bueno sólo por hacerlo, sino que debemos hacerlo por un principio eterno y  bueno (honrarlo como a nuestro padre y señor). No abusemos de la gracia y la libertad que tenemos de parte de nuestro Dios.

Podemos reposar en la misericordia de Dios por el perdón de nuestros pecados, pero nunca creer que esa misericordia es un pase libre para el pecado en el futuro.

No pienses que le das demasiado tiempo  a Dios cuando realmente le das lo que sobra, no pienses que estás dando tus recursos en extremo, cuando también podría ser lo que sobra y piensa en  esto con más aspectos de nuestra vida.

Te animo a darle ese lugar número 1 a Dios en tu vida y naturalmente se va a notar que así es.

Lindo día. Nos vemos mañana.


Juan

No hay comentarios: