martes, 7 de julio de 2015

SIGAMOS EL EJEMPLO DE ISAÍAS

Uno de los profetas mayores, Isaías, en una de las profecías que Dios le dio, manifiesta su dolor, angustia, espanto, ante la manifestación de la gran ira de Dios en aquel día.

Isaías 21: 3-4 "Por tanto mis lomos se han llenado de dolor; angustias se apoderaron de mí, como angustias de mujer de parto; me agobié oyendo, y al ver me he espantado.
Se pasmó mi corazón, el horror me ha intimidado; la noche de mi deseo se me volvió en espanto."

Estas palabras la verdad me conmovieron esta mañana porque entiendo y creo lo que se va a desatar en el día de la ira de Dios, y solo me mueve a pensar en mi familia y amigos que Dios me ha dado, que debo ponerme las pilas y actuar y tener este mismo sentir del profeta, un real y sincero dolor por las almas de los hombres.

Estas profecías nos llevan a pensar también en la gran misericordia de Dios y el porque Dios nos perdonó, amó, salvó y escogió, y es que él aun puede ser hallado, aun es paciente, aun puede salvar; la misión de Isaías era tener ese remanente el cual Dios usaría y usará en aquellos días, pero en este tiempo Dios por medio de su iglesia, de todo verdadero creyente en Jesucristo nos llama a que seamos sus mensajeros y como Isaías respondamos "Heme aquí, envíame a mí".


Un abrazo

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