domingo, 16 de marzo de 2014

ALGUIEN QUE DE VERDAD TOCÓ A JESÚS.

"Cuando volvió Jesús, le recibió la multitud con gozo; porque todos le esperaban.
Entonces vino un varón llamado Jairo, que era principal de la sinagoga, y postrándose a los pies de Jesús, le rogaba que entrase en su casa;

porque tenía una hija única, como de doce años, que se estaba muriendo. Y mientras iba, la multitud le oprimía.

Pero una mujer que padecía de flujo de sangre desde hacía doce años, y que había gastado en médicos todo cuanto tenía, y por ninguno había podido ser curada,

se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; y al instante se detuvo el flujo de su sangre.
Entonces Jesús dijo: ¿Quién es el que me ha tocado? Y negando todos, dijo Pedro y los que con él estaban: Maestro, la multitud te aprieta y oprime, y dices: ¿Quién es el que me ha tocado?

Pero Jesús dijo: Alguien me ha tocado; porque yo he conocido que ha salido poder de mí.

Entonces, cuando la mujer vio que no había quedado oculta, vino temblando, y postrándose a sus pies, le declaró delante de todo el pueblo por qué causa le había tocado, y cómo al instante había sido sanada.

Y él le dijo: Hija, tu fe te ha salvado; ve en paz." Lucas 8:40-48

Buenas noches, es increíble lo que estos versículos nos cuentan de la misericordia que Jesús tuvo con esta mujer que padecía de flujo de sangre desde hacía doce años y de  la fe que la salvó a ella. Esto sucede mientras Jesús se acercaba a la casa de Jairo que tenía a su hija de 12 años muy enferma (muriendo) en casa. 

Lo que dice la Palabra de Dios que sucede es impresionante:

Una multitud busca a Jesús y prácticamente lo apretaban, lo encerraron y es seguro que en medio de todas esas manos, muchos lo hayan tocado, pero Jesús dice claramente que "Alguien lo ha tocado". La reacción de los discípulos es contestar por lo que ellos han visto, no por lo que Jesús acaba de sentir, había salido poder de Él, por una sola persona, no por muchas.

Luego esta mujer se acerca y le declara el propósito de haberlo buscado para tocarlo y la sanación que tuvo inmediatamente luego de tocar únicamente su manto.

Es impactante que esta mujer, solo ella, en medio de toda esta multitud, es la única que puede recibir de parte de Dios este poder, en este caso para sanación de su cuerpo y la salvación de su alma, ella tuvo la motivación correcta y luego se presenta a Jesús de rodillas, dándonos ejemplo de acercarnos a Él con la motivación correcta y la humildad necesaria.

Aplicándolo devocionalmente, podemos entender que el ser parte de una congregación que a veces se agolpa, no es suficiente para recibir de Dios ese poder, sino la fe "propia" de que Él es el hijo de Dios que todo lo puede y que hace maravillas cuando nuestra confianza  y esperanza es puesta únicamente en Él.

Jesús le declara a esta mujer lo que la salvó y lo que permitió que de Él saliera ese poder, su fe, su convicción, no la del resto. Jesús salvó a esta mujer y Jesús sanó a esta mujer, su poder lo hizo.

Miremos estas palabras de Pablo en I Corintios 2:3-5

"Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor; 
y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, 
para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. "

Nuestra fe debe estar fundada en el poder de Dios.  ¡Que reto para mí el vivir esto!   ¿y para ti?...

Un abrazo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que RETO tan desafiante... Gracias :)