sábado, 1 de febrero de 2014

UN DESLIZ ESPIRITUAL


En esta ocasión quiero escribir sobre Hebreos 2:1: “Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos.”, en este pasaje el Señor me mostró una enseñanza muy práctica para nuestro andar Cristiano. Veamos lo que de él se desprende:

Escuchar a Dios

El pasaje presenta una división conceptual en la que podemos diferenciar tres aspectos: la atención, el proceso de oír y la posibilidad de ser infieles; vamos a comenzar hablando respecto del proceso de oír.

Oir implica percibir aquello de lo que nos hablan y en el caso concreto de Dios implica la lectura cuidadosa de su palabra como también empaparnos de las explicaciones y enseñanzas de nuestros maestros de discipulado y la predicas de nuestros pastores y líderes.

Dejemos que sea Dios el que nos muestre algunos pasajes donde nos expone con claridad la importancia de oírle:

Sus efectos benéficos descritos en Proverbios 8:34:Bienaventurado el hombre que me escucha, Velando a mis puertas cada día, Aguardando a los postes de mis puertas.” y en Proverbios 15:31:El oído que escucha las amonestaciones de la vida, Entre los sabios morará.

Su importancia en la ponderación de los asuntos espirituales mostrada en Eclesiastés 5:1: “Cuando fueres a la casa de Dios, guarda tu pie; y acércate más para oír que para ofrecer el sacrificio de los necios; porque no saben que hacen mal.”

Una característica de un verdadero creyente según Lucas 8:15: “Mas la que cayó en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia.”

Fundamento esencial de la fe como se describe en Romanos 10:17: “10:17 Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.”

Parte de la regla de oro de nuestro actuar enseñada en Santiago 1:19-20: “Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.”

Aplicar con cuidado lo oído

Seguidamente miremos lo referente a la atención y la diligencia respecto de lo oído, la atención enmarca en primera medida el proceso de acoger en favorablemente los mandatos divinos y a renglón seguido aplicar voluntariamente lo oído, con prontitud y agilidad en la realización de dichos procesos. Siendo valedero y pertinente recordar la metodología básica que debemos aplicar cuando oímos la palabra de Dios, referente a los cuatro pasos que buscan perfeccionar nuestra atención y diligencia así:

- La extracción del mensaje central de lo oído.
- La enseñanza respecto de Dios.
- El aspecto que más captó mi atención.
- Y en mi opinión el paso más importante que consiste en la aplicación practica de lo oído en nuestras vidas diarias.

Dios nos da una perfecta descripción respecto de la aplicación de lo oído en Santiago 1: 22-25: “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.”
  
La infidelidad espiritual

Finalmente el Señor nos advierte acerca de las consecuencias de la incompetencia al momento de oír y aplicar lo escuchado dando paso a la posibilidad real de ser infieles; deslizase significa evolucionar paulatinamente de una forma de ser o postura a otra de características opuestas y la derivación desliz cognota un desacierto, indiscreción o flaqueza en sentido moral, especialmente en el marco de un matrimonio. De acuerdo a lo anterior seamos fieles y firmes como Dios según lo descrito en I de Corintios 1:9: “1:9 Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor.”, viviendo el deber permanecer en Dios y nunca apartarnos de él como se indica en Deuteronomio 4:9: “Por tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; antes bien, las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos.” y en Deuteronomio 8:11:Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios, para cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te ordeno hoy; …”

Jóvenes, en el pasaje estudiado Pablo nos muestra la necesidad de escuchar a Dios actuando coherentemente según las cosas que hemos oído, evitando caer en un desliz espiritual que nos aparte de Él y nos lleve de un lado a otro de la espirtualidad siendo hombres y mujeres conformes a Cristo como se establece en Efesios 4:12-15: “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.”

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias... Que buena ayuda...