La
diferencia en los utensilios respecto de su material
En
la primera parte del versículo 20, Dios establece claramente dos
categorías de herramientas, de una parte la categoría del oro y la
plata y de la otra la categoría de la madera y el barro.
El
oro es un elemento químico considerado como un metal precioso, los
astrofísicos aseveran que su creación se da en medio de las
condiciones más extremas al momento de colapsar las supernovas,
cuando dichas estrellas explotan y mueren liberando gran cantidad de
energía la cual se transforma en dicho metal, razón por la cual
este elemento es tan escaso en nuestro planeta así como apreciado,
éste material es inactivo, es decir, es inalterable por el aire, el
calor, la humedad y la mayoría de los agentes químicos, sin embargo
es considerado como el metal más maleable y dúctil que se conoce.
Asimismo, la plata es un elemento químico también considerado como
un metal precioso, con las mismas características de maleabilidad y
ductilidad pero más duro que el oro.
Veamos
algunas referencias bíblicas respecto de dichos materiales, parte
de los territorios del paraíso en Génesis
2:10-12: “2:10
Y salía de Edén un río para regar el huerto, y de allí se
repartía en cuatro brazos. El nombre del uno era Pisón; éste es el
que rodea toda la
tierra de Havila, donde hay oro; y el oro de aquella tierra es bueno;
hay allí también bedelio y ónice.”; sinónimos
de riqueza y poder en Génesis
13:2:
“Y Abram era riquísimo en ganado, en plata
y en oro.”;
sinónimos de bendición
en Génesis 24:35:
“Y Jehová
ha bendecido mucho a mi amo,
y él se ha engrandecido; y le ha dado ovejas y vacas, plata
y oro,
siervos y siervas, camellos y asnos.”, así como
en Job
22:24-25:
Tendrás
más oro que tierra,
Y como piedras de arroyos oro de Ofir; El Todopoderoso será tu
defensa, Y tendrás
plata en abundancia.”;
materiales usados para la
elaboración de instrumentos sagrados como se narra en Éxodo
25, 26 y 27, entre los que se
encuentran el arca del testimonio, el propiciatorio, la mesa para el
pan de la proposición, el candelero, el tabernáculo, basas,
capiteles y molduras, entre otros; elementos
dignos de ser consagrados a Dios y formar parte de las arcas reales
en Josué
6:19:
“Mas toda
la plata y el oro,
y los utensilios de bronce y de hierro, sean
consagrados a Jehová, y entren en el tesoro de Jehová.”;
y material con el que
estará construida la Jerusalén celestial en Apocalipsis
21:18/21: “El
material de su muro era de jaspe; pero la
ciudad era de oro puro,
semejante al vidrio limpio;...” “Las doce puertas eran doce
perlas; cada una de las puertas era una perla. Y
la calle de la ciudad era de oro puro,
transparente como vidrio.”
Por
el contrario la madera y el barro eran elementos comunes y corrientes
que no tenían el carácter de preciosos ni eran valorados en
extremo.
La
destinación de los utensilios
En
la segunda parte del versículo 20, Dios nos muestra que acorde con
el material del que se encuentran fabricados, tal es la destinación
de las mencionadas herramientas, determinando nuevamente dos
categorías opuestas entre sí, en primer lugar la referente a los
usos honrosos y en segundo lugar la referente a los usos viles.
Sobre
ser un instrumento para Dios encontramos una perfecta descripción en
Hechos 9:15:
“El Señor le dijo: Ve,
porque instrumento
escogido me es éste,
para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de
los hijos de Israel;...”,
donde podemos apreciar el milagro de la salvación, la pertenencia al
Señor y la responsabilidad de evangelizar.
De
igual forma se muestra claramente una explicación de como ser un
instrumento para la deshonra en Romanos 6:12-13:
“No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo
obedezcáis en sus concupiscencias; ni
tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de
iniquidad,
sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los
muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia.”,
siendo el verdadero y único objetivo posterior a nuestra salvación
el de servir al Rey de nuestra vida, obedeciendo sus mandamientos
siendo útiles para el avance de su obra.
Ser
instrumento de honra
En
el versículo 21 el Señor hace una referencia directa a la limpieza
espiritual como esos instrumentos dignos de ser usados por Dios,
entendiendo claramente que así como el oro y a plata ahora y gracias
al sacrificio de Jesús en la cruz somos diferentes en el mundo y es
nuestro deber ser provechosos para el servicio a nuestro Rey
celestial.
Miremos
algunos apartes bíblicos respecto de esta condición de asepsia así:
Isaías
1:16:
“Lavaos y limpiaos;
quitad la iniquidad
de vuestras obras de delante de mis ojos;
dejad de hacer lo malo;
1:17 aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda.”
1:17 aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda.”
II
de Corintios 7:1: “Así que, amados, puesto que tenemos tales
promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de
espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.”
I
de Juan 3:3: “Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se
purifica a sí mismo, así como él es puro.”
En
el citado versículo, Dios nos enseña que lo anterior implica
igualmente la santificación como se corrobora en los siguientes
pasajes:
Romanos
6:19: “Hablo
como humano, por vuestra humana debilidad; que así como para
iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia
y a la iniquidad, así
ahora para santificación presentad vuestros miembros para servir a
la justicia.”, siendo uno de los resultados lógicos de
nuestra salvación como se establece en Romanos 6:22:
“Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos
de Dios, tenéis
por vuestro fruto la santificación,
y como fin, la vida eterna.”
I
de Tesalonicenses 4:3/7: “...pues la voluntad de Dios es
vuestra santificación; que os apartéis de fornicación;...”
“Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a
santificación.”
Jóvenes,
Dios quiere utilizarnos de una forma real contando con nuestra
voluntad para hacer el bien, meditando las palabras contenidas en
Juan
15:16:
“No
me elegisteis vosotros a mí, sino que yo
os elegí a vosotros,
y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto
permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él
os lo dé.”,
fuimos elegidos por Dios con un propósito, sirvamos recordando las
frases expresadas en
I
de Corintios 1:27-28:
“ ...sino que lo
necio del mundo escogió Dios,
para avergonzar a los sabios; y lo
débil del mundo escogió Dios,
para avergonzar a lo fuerte; y lo
vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios,
y lo
que no es,
para deshacer lo que es,...”, antes
de Cristo eramos utensilios de madera y de barro para usos viles,
pero gracias a su preciosa sangre somos ahora somos otros, vivamos la
santificación, y seamos instrumentos de honra para ser utilizados
por el Señor para su buena obra.
1 comentario:
¡Que buena motivación!... Gracias
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