sábado, 1 de junio de 2013

LA BIBLIA: UN LIBRO INDESTRUCTIBLE


En mi devocional sigo avanzando en el estudio del libro de Jeremías; ésta semana en el capítulo 36 leí sobre un ejemplo claro de la indestructibilidad de la Palabra de Dios, era el reinado de Joacim de Judá, Jeremías pidió a Baruc, su ayudante, que pusiera por escrito y leyera al pueblo una profecía que predecía la inevitable suerte de este reino dada su maldad y pecado.

Cuando el rey supo de ello, pidió que se le llevara el rollo y al leerlo molesto por su contenido, lo destruyó con el método que para su época era el más efectivo para acabar con algo: el fuego, así mismo ordenó el arresto de Jeremías y de Baruc.

A lo largo y ancho de la Biblia vamos a encontrar palabras, frases, conceptos e ideas que no agradarán a nuestros oídos y van a enfrentarse con los paradigmas de la humanidad, sin embargo por mucho que desagraden estás verdades, lo contenido en ellas no podrá ser destruido y prevalecerá como prevaleció en los tiempos del Rey Joacim.

En los versículos 27 y 28 encontramos lo siguiente:

“36:27 Y vino palabra de Jehová a Jeremías, después que el rey quemó el rollo, las palabras que Baruc había escrito de boca de Jeremías, diciendo:
36:28 Vuelve a tomar otro rollo, y escribe en él todas las palabras primeras que estaban en el primer rollo que quemó Joacim rey de Judá.”

Nuestro mundo no quiere oír palabras como: pecado e infierno y muchos optan por intentar destruir lo que llega a sus oídos, sin embargo la palabra de Dios permanecerá como nos lo muestra nuestro Padre en Isaías 40:5-8

40:5 Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha hablado.
40:6 Voz que decía: Da voces. Y yo respondí: ¿Qué tengo que decir a voces? Que toda carne es hierba, y toda su gloria como flor del campo.
40:7 La hierba se seca, y la flor se marchita, porque el viento de Jehová sopló en ella; ciertamente como hierba es el pueblo.
40:8 Sécase la hierba, marchítase la flor; más la palabra del Dios nuestro permanece para siempre.


Jóvenes, sigamos llevando las verdades contenidas en la Palabra de Dios al mundo perdido, y no nos desanimemos con personas que como en el caso del Rey Joacim y toda su corte hicieron omitieron la profecía y optaron por intentar destruirla, oremos por esas personas obstinadas y que sea el Señor quien doblegue su carácter para aceptar a su hijo Jesucristo como el único salvador sus almas.

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