viernes, 26 de abril de 2013

LA INSENSATEZ DE CONFIAR EN LAS RIQUEZAS


Dios ha puesto muchos pasajes sobre este tema tan interesante tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Cada vez que leo y medito al respecto, pienso mucho en tanta gente “poderosa” que he conocido en mi vida, y el los cuales se han hecho evidentes estas verdades. Uno de esos tantos pasajes, el cual me impacta cada vez que paso por ahí es el Salmo 49:10-20 que dice así :

10 Pues verá que aun los sabios mueren; Que perecen del mismo modo que el insensato y el necio, Y dejan a otros sus riquezas. 11 Su íntimo pensamiento es que sus casas serán eternas, Y sus habitaciones para generación y generación; Dan sus nombres a sus tierras. 12 Mas el hombre no permanecerá en honra; Es semejante a las bestias que perecen. 13 Este su camino es locura; Con todo, sus descendientes se complacen en el dicho de ellos. Selah 14 Como a rebaños que son conducidos al Seol, La muerte los pastoreará, Y los rectos se enseñorearán de ellos por la mañana; Se consumirá su buen parecer, y el Seol será su morada. 15 Pero Dios redimirá mi vida del poder del Seol, Porque él me tomará consigo. Selah  16 No temas cuando se enriquece alguno, Cuando aumenta la gloria de su casa; 17 Porque cuando muera no llevará nada, Ni descenderá tras él su gloria.
18 Aunque mientras viva, llame dichosa a su alma, Y sea loado cuando prospere, 19 Entrará en la generación de sus padres, Y nunca más verá la luz. 20 El hombre que está en honra y no entiende, Semejante es a las bestias que perecen

Dios me recuerda hoy, que de ninguna manera debo sentir envidia por los que están repletos de plata, los que tienen todas las comodidades, pero no tienen a Cristo, ¡Pobrecitos!, debo sentir mas bien lástima por ellos, la Biblia muestra muy claramente cual es su destino final por la eternidad, son dignos de lástima.

Jamás debo sentir envidia por aquellas personas que atesoran riquezas y títulos, y medallas y honores. Nunca debo preocuparme por los reconocimientos y honores del mundo, realmente ante los ojos de Dios, no son nada. Más bien debo sentir lástima y orar por la salvación de aquellas personas (Familiares, compañeros, vecinos, estudiantes, amigos) que han puesto su mira en las riquezas sin entender que cuando mueran no se llevarán nada y que solamente habrá condenación y crujir de dientes. Al infierno podrán llevarse su vana gloria. Es mi deber acercarme amorosamente, con un muy buen testimonio a todas estas personas y amarlos, orando por ellos,  para     que algún día Dios les abra el entendimiento y escapen del lazo del diablo en que están cautivos a voluntad de él (2 Timoteo 2:26). 

Estas personas aparentan llevar una vida “dichosa” y son felices en medio de su vanagloria, pero lamentablemente irán a parar en el mismo lugar de sus padres que no los supieron encaminar y nunca más verán la luz, todo será terror y tinieblas y dolor. Lastimosamente esas personas envanecidas que no quieren entender, son comparadas por Dios con las bestias que perecen.

Dios nos recuerda hoy varios MANDAMIENTOS que debemos agregar a nuestra lista de los cientos de consejos que diariamente recibimos de ÉL :

Ø  No sentir envidia  por los que se enriquecen o se envanecen en sus conocimientos

Ø  Más bien sentir lástima y orar por ellos para que no vayan a un infierno eterno

Ø  Entender que al morir, nada nos llevaremos

Ø  Confiar en la gracia y las promesas de Dios.

Ø  No poner la mira en las cosas de la tierra, sino en las cosas celestiales.

Ø  No debemos vivir de las apariencias ni dejarnos influenciar de este tipo de personas

Ø  Hay que orar por estas personas para que Dos les abra el entendimiento y no sean condenados eternamente, pobrecitos.

¡ Disfruta de un buen fin de semana EN FAMILIA !

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