Con lo sucedido los últimos días con la familia Rojas Rey y su pequeño Juan Diego, Dios me ha recordado un principio fundamental que quiere que como hermanos practiquemos cada día, y es ser de un mismo sentir. Y eso del mismo sentir, es sencillamente que lo que le duele a mi hermano, me duela a mí de la misma manera. Realmente me ha conmovido ver a amigas y a mi esposa llorando y sufriendo por el accidente de Juan Diego como si fuera un hijo suyo el que esta sufriendo. Recordé como hace unos meses viví en carne propia ese mismo sentir de mis hermanos. Cuando mi hijo quiso adelantarse en su nacimiento y mi esposa estuvo bastante delicada de salud, no dejaban de sonar nuestros celulares con llamadas de nuestros hermanos animándonos y solidarizándose con nuestro sufrimiento.
Hermanos que privilegio tan grande tenemos al ser parte de una familia tan especial y numerosa como la de Dios. Que bendición tener tantos hermanos en la fe que sienten lo que sentimos, que sufren lo que sufrimos y lo más importante que claman a Dios unos por otros y por sus necesidades.
El pasaje de Pedro, con el que inicié esta entrada nos anima a esto, a ser compasivos, misericordiosos, amigables, a sentir lo mismo, a pensar lo mismo a amarnos fraternalmente. No alcanzamos a imaginarnos cuanto nos reconforta en medio de una tribulación, una llamada, un abrazo o una oración de un hermano o cualquier muestra de amor.
(1 Corintios 12:19-20,26-27) “Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?. Pero ahora son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo. De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan. Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular”.
Por último quiero animarlos a seguir orando por Juandi, por que estos día siguientes son claves en su recuperación y seguir orando y animando a sus papás para que sigan afrontando esta difícil prueba con la fortaleza que lo han hecho hasta ahora.
Un abrazo………..
Hermanos que privilegio tan grande tenemos al ser parte de una familia tan especial y numerosa como la de Dios. Que bendición tener tantos hermanos en la fe que sienten lo que sentimos, que sufren lo que sufrimos y lo más importante que claman a Dios unos por otros y por sus necesidades.
El pasaje de Pedro, con el que inicié esta entrada nos anima a esto, a ser compasivos, misericordiosos, amigables, a sentir lo mismo, a pensar lo mismo a amarnos fraternalmente. No alcanzamos a imaginarnos cuanto nos reconforta en medio de una tribulación, una llamada, un abrazo o una oración de un hermano o cualquier muestra de amor.
(1 Corintios 12:19-20,26-27) “Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?. Pero ahora son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo. De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan. Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular”.
Por último quiero animarlos a seguir orando por Juandi, por que estos día siguientes son claves en su recuperación y seguir orando y animando a sus papás para que sigan afrontando esta difícil prueba con la fortaleza que lo han hecho hasta ahora.
Un abrazo………..
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