Esta mañana pasando por el libro de
Nehemías llamaba mi atención la forma como se habla de Hananías y el registro
que queda del carácter de este hombre.
“Luego
que el muro fue edificado, y colocadas las puertas, y fueron señalados porteros
y cantores y levitas, mandé a mi hermano Hanani, y a Hananías, jefe de la fortaleza de Jerusalén (porque éste era varón de verdad y temeroso
de Dios, más que muchos);” – Nehemías
7:1-2.
Estas palabras no las dijo cualquiera.
Un hombre respetado en su nación, líder en toda la literalidad de la palabra,
seguido por muchos y usado por Dios para edificar el muro y colocar las puertas
de la ciudad; se refiere en estos términos a Hananías. Estoy seguro que no
fueron frases de cajón, ni palabras melosas para congraciarse con alguien.
Brotaron de lo profundo de su corazón.
Este es varón de verdad y temeroso de
Dios… ¡MAS QUE MUCHOS!
Viene a mi mente Timoteo. Lo conocemos
muy bien por medio de la carta que Pablo le escribiera cuando pastoreaba la
iglesia en Efeso.
“Después llegó a Derbe y a Listra; y he aquí, había allí cierto discípulo
llamado Timoteo, hijo de una mujer judía creyente, pero de padre griego; y daban buen testimonio de él los hermanos
que estaban en Listra y en Iconio.” – Hechos16:1-2.
Una vez más. Gente de otros lugares
hablando bien, dando buen testimonio de un joven llamado Timoteo.
“Espero en el Señor Jesús enviaros pronto a Timoteo, para que yo también
esté de buen ánimo al saber de vuestro estado; pues a ninguno tengo del mismo ánimo, y que tan sinceramente se
interese por vosotros. Porque todos buscan lo suyo propio, no lo que es de
Cristo Jesús. Pero ya conocéis los
méritos de él, que como hijo a padre ha servido conmigo en el evangelio.- Filipenses
2:19-22.
Los pasajes hablan por si solos. Si
Nehemías y Pablo se refiriesen a nosotros; ¿que hubiese quedado escrito de
nuestra manera de conducirnos?
Déjame masticarlo.
Un abrazo y nos leemos mañana,
Javier.
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