sábado, 11 de abril de 2015

EL SUICIDIO DE SAÚL


En I de Samuel 31:1-7, encontramos relatado el patético final del Rey Saúl así:
Los filisteos, pues, pelearon contra Israel, y los de Israel huyeron delante de los filisteos, y cayeron muertos en el monte de Gilboa. Y siguiendo los filisteos a Saúl y a sus hijos, mataron a Jonatán, a Abinadab y a Malquisúa, hijos de Saúl. Y arreció la batalla contra Saúl, y le alcanzaron los flecheros, y tuvo gran temor de ellos. Entonces dijo Saúl a su escudero: Saca tu espada, y traspásame con ella, para que no vengan estos incircuncisos y me traspasen, y me escarnezcan. Mas su escudero no quería, porque tenía gran temor. Entonces tomó Saúl su propia espada y se echó sobre ella. Y viendo su escudero a Saúl muerto, él también se echó sobre su espada, y murió con él. Así murió Saúl en aquel día, juntamente con sus tres hijos, y su escudero, y todos sus varones. Y los de Israel que eran del otro lado del valle, y del otro lado del Jordán, viendo que Israel había huido y que Saúl y sus hijos habían sido muertos, dejaron las ciudades y huyeron; y los filisteos vinieron y habitaron en ellas.”

Dios nos muestra el trágico deceso del primer rey israelita un hombre autorizado por el Señor para gobernar pero que en múltiples ocasiones se desvió de los correctos caminos divinos y ante la presión militar del ejército filisteo decidió quitarse la vida.

La acción de suicidarse es definida como la de quitarse voluntariamente la vida, esta forma de actuar es una pretensión  de cumplir el papel de Dios y decidir cuándo debe terminar la existencia física temporal, observemos algunos pasajes que nos darán claridad en cuanto a este tema.

Dios es el que da y quita la vida
I de Samuel 2:6
“Jehová mata, y él da vida;
El hace descender al Seol, y hace subir.”

Otros suicidas en la Biblia
Como en el caso de Saúl existen otros descritos en la Palabra de Dios.

II de Samuel 17:23
“Pero Ahitofel, viendo que no se había seguido su consejo, enalbardó su asno, y se levantó y se fue a su casa a su ciudad; y después de poner su casa en orden, se ahorcó, y así murió, y fue sepultado en el sepulcro de su padre.”

I de Reyes 16:18
“Más viendo Zimri tomada la ciudad, se metió en el palacio de la casa real, y prendió fuego a la casa consigo; y así murió,”

Mateo 27:3-5
“Entonces Judas, el que le había entregado, viendo que era condenado, devolvió arrepentido las treinta piezas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos, diciendo: Yo he pecado entregando sangre inocente. Mas ellos dijeron: ¿Qué nos importa a nosotros? ¡Allá tú! Y arrojando las piezas de plata en el templo, salió, y fue y se ahorcó.”

El cuerpo que poseemos ya no es nuestro
Recordemos I de Corintios 6:19-20: “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.”
Los cuerpos que poseemos ya no son de nuestra propiedad, ahora le pertenecen a Dios y son la morada del Espíritu Santo y fueron comprados y  pagados con el alto precio de la sangre de Cristo.

Jóvenes, el caso de Saúl es un ejemplo claro de la separación divina que puede llevar a tomar una decisión como la de quitarse la vida, Saúl se alejó de Dios, caminó otros caminos y llegó a practicar la hechicería; lejos de Dios se pueden tomar medidas desesperadas y razonar de una manera contraria a la voluntad del Señor, hoy soplan vientos de doctrinas y derechos que avocan por la libertad de disponer de la vida propia (suicidio) y la de otros (eutanasia) prescindiendo por completo de nuestro Creador, tengamos mucho cuidado y seamos objetivos amparados en la Palabra de Verdad. 

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