sábado, 7 de febrero de 2015

ZONA DE CONFORT


Dios nos dice en Eclesiastés 1:9-10: “¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol. ¿Hay algo de que se puede decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido.

La sicología moderna acuñó un término que parece novedoso y lo nombró como Zona de Confort, un estado de comodidad y bienestar derivado principalmente de la prosperidad económica que declina en una situación de sedentarismo mental y total aceptación de las circunstancias que dan seguridad a esa comodidad a las personas inmersas en ese estado; sin embargo lo anterior, la Biblia nos muestra que desde los tiempos antiguos este tipo de estabilidad ya existía y podía ser contraproducente, miremos el ejemplo de nación de Israel en Deuteronomio 8:11-14:Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios, para cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te ordeno hoy; no suceda que comas y te sacies, y edifiques buenas casas en que habites, y tus vacas y tus ovejas se aumenten, y la plata y el oro se te multipliquen, y todo lo que tuvieres se aumente; y se enorgullezca tu corazón, y te olvides de Jehová tu Dios, que te sacó de tierra de Egipto, de casa de servidumbre;”

La situación de incomodidad y su objetivo
Deuteronomio 8:15-16: detalla algunas características de los días en el desierto del pueblo de Israel así: “… que te hizo caminar por un desierto grande y espantoso, lleno de serpientes ardientes, y de escorpiones, y de sed, donde no había agua, y él te sacó agua de la roca del pedernal; que te sustentó con maná en el desierto, comida que tus padres no habían conocido, afligiéndote y probándote, para a la postre hacerte bien;

Fue un tiempo y un espacio de necesidades y pruebas diversas con el objetivo de traer bendición.

El peligro del confort
Remitámonos a Deuteronomio 8:17: “y digas en tu corazón: Mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza.”, este pasaje nos muestra la posibilidad de gozar de la comodidad y prosperidad proveniente de Dios, negando su majestad.

¿De dónde provenía el poder?
La respuesta a esa pregunta está contestada en Deuteronomio 8:17: “Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día.”, la facultad para generar riqueza de los israelitas provenía de Jehová, así mismo hoy nuestra capacidad en los asuntos humanos y espirituales proviene de Dios.

Jóvenes, el ejemplo de las aflicciones y pruebas de la nación de Israel durante su travesía por el desierto y la satisfacción de sus necesidades por parte de Dios nos muestran que en un determinado caso si bien podríamos sufrir carencias, al ser saciados en ellas por nuestro Señor podríamos olvidarnos de Él y volver a confiar en nuestras propias fuerzas humanas como sí no existiera.

La invitación del pasaje estudiado es a cuidarnos de caer en esa zona y día a día poner diligencia, atención y solicitud en la ejecución de nuestros deberes como obreros aprobados, no abandonar nuestra cita diaria, nunca dejar de congregarnos o abandonar el servicio en el ministerio. 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias por el estudio del tema

Anónimo dijo...

=(