sábado, 31 de enero de 2015

¿QUÉ DESEAS?



En Deuteronomio 5 encontramos la recapitulación e LOS X MANDAMIENTOS narrada con anterioridad en Éxodo 20:1-7, esta vez Dios me hizo detenerme en el décimo mandamiento descrito en Deuteronomio 5:21:No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni desearás la casa de tu prójimo, ni su tierra, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.”

Ese fue último de los mandamientos de la lista entregada por el Señor a Moisés, recordemos que cada uno de estos preceptos, se constituyeron como el fundamento de las leyes civiles y penales de los estados de derecho a lo largo de la historia de la humanidad incluyendo las actuales.

Una prohibición
Dios claramente a través de la ley quería impedir la ejecución de una conducta determinada: LA CODICIA.

¿Qué es la codicia?
La definición que nos da el mundo se puede simplificar como: “El deseo ansioso y excesivo de personas o bienes.”

Ahora miremos esta conducta que el Señor expresamente prohíbe a la luz de su sagrada Palabra:

Forma parte del primer pecado cometido por la humanidad

Sabemos de antemano que el pecado primigenio de la raza humana fue la desobediencia sin embargo si observamos en detalle este pecado conjugó otras conductas desagradables ante los ojos de Dios, miremos Génesis 3:6: “Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.”

Eva codició el fruto del árbol del bien y del mal, quiso alcanzar la sabiduría alejada del Creador siguiendo el consejo de Satanás y compartió el fruto con Adán.

Es un mandamiento escrito directamente por el dedo de Dios

Cuando Dios habló con Moisés a diferencia de otras oportunidades entregó estas leyes redactadas en piedra directamente por Él, corroborémoslo en los siguientes pasajes, Éxodo 31:18: “Y dio a Moisés, cuando acabó de hablar con él en el monte de Sinaí, dos tablas del testimonio, tablas de piedra escritas con el dedo de Dios.” Y Éxodo 32:15-16: “Y volvió Moisés y descendió del monte, trayendo en su mano las dos tablas del testimonio, las tablas escritas por ambos lados; de uno y otro lado estaban escritas. Y las tablas eran obra de Dios, y la escritura era escritura de Dios grabada sobre las tablas.”

Incluye múltiples objetos
Al revisar nuevamente el pasaje guía Deuteronomio 5:21:No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni desearás la casa de tu prójimo, ni su tierra, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.” Podemos ver que Dios contempla diferentes fuentes para la codicia, como personas, cosas, animales y otras inmateriales como la sabiduría y el conocimiento del bien y el mal.

Las consecuencias de la codicia
De esta conducta sancionada por Dios se derivan muchas consecuencias, recordemos algunas de ellas.

La principal fue la separación de los primeros seres humanos del Creador y su expulsión del paraíso como se establece en Génesis 3:22-24: “Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre. Y lo sacó Jehová del huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado. Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida.”

Otra es la falta de vida relacionada con el pecado y sus practicantes escrita en Proverbios1:10-19 “Hijo mío, si los pecadores te quisieren engañar, No consientas. Si dijeren: Ven con nosotros;  Pongamos asechanzas para derramar sangre, Acechemos sin motivo al inocente; Los tragaremos vivos como el Seol, Y enteros, como los que caen en un abismo; Hallaremos riquezas de toda clase, Llenaremos nuestras casas de despojos; Echa tu suerte entre nosotros;  Tengamos todos una bolsa, Hijo mío, no andes en camino con ellos. Aparta tu pie de sus veredas, Porque sus pies corren hacia el mal,  Y van presurosos a derramar sangre. Porque en vano se tenderá la red Ante los ojos de toda ave; Pero ellos a su propia sangre ponen asechanzas, Y a sus almas tienden lazo.  Tales son las sendas de todo el que es dado a la codicia, La cual quita la vida de sus poseedores.”, y confirmada en Proverbios 12:12:Codicia el impío la red de los malvados; Mas la raíz de los justos dará fruto.”

También puede derivar en la injusticia y falta de generosidad como contempla Proverbios 21:26:Hay quien todo el día CODICIA; Pero el justo da, y no detiene su mano.”

Es objeto de la ira y disciplina divina y nos puede alejar de Dios como detalla Isaías 57:17: “Por la iniquidad de su codicia me enojé, y le herí, escondí mi rostro y me indigné; y él siguió rebelde por el camino de su corazón.”

No hay forma de escapar de sus efectos como se desprende de Habacuc 2:9: “¡Ay del que codicia injusta ganancia para su casa, para poner en alto su nido, para escaparse del poder del mal!

La codicia en el Nuevo Testamento

Es claro Dios en Corintios 10:6: “Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron.” Establece que nosotros hoy como Iglesia debemos aprender de los malos ejemplos y desear únicamente el bien.

En Marcos 4:19: “pero los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa.”, podemos ver claramente que es un obstáculo para la predicación del Evangelio y su expansión.

Tratándose del dinero se expone notoriamente la mala relación que existe entre ellos, remitámonos a  I de Timoteo 6:9: “Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición;” y I de Timoteo 6:10: “porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.”, demostrando que el deseo de dinero y el amor a este se traducen sufrimiento y desvío del camino del Señor.

Es incorrecta cuando no se desea teniendo en cuenta a Dios según Santiago 4:2:Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís.”, nuestros deseos deben ser acordes con la voluntad de nuestro Padre Celestial.

En una forma de practicar el pecado como estatuye II de Pedro 2:14: “Tienen los ojos llenos de adulterio, no se sacian de pecar, seducen a las almas inconstantes, tienen el corazón habituado a la codicia, y son hijos de maldición.”, su práctica se puede convertir en una costumbre y rutinariamente ejecutarla.

Jóvenes, podemos pasar por alto las conductas desagradables ante los ojos de Dios que no trascienden más allá de nuestros pensamientos y se concretan en una acción u omisión materializada, es por eso que la codicia puede estar ahí latente en nuestra mente y corazón día a día esperando a concretarse y derivar en un pecado de mayor envergadura. Quiero concluir esta entrada con este hermoso versículo que nos puede ayudar en los momentos en los que optemos por desear lo que no es correcto ante los ojos de Dios. Filipenses 4:8: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.”

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias =) =)

Anónimo dijo...

Los dos venenos de la humanidad: CODICIA y ORGULLO... Gracias

Anónimo dijo...

Gracias !!!