sábado, 25 de octubre de 2014

ACEITE PARA LAS LÁMPARAS


Esta semana el Señor me mostró esta hermosa porción de su Palabra contenida en Éxodo 27:20-21: “Y mandarás a los hijos de Israel que te traigan aceite puro de olivas machacadas, para el alumbrado, para hacer arder continuamente las lámparas. En el tabernáculo de reunión, afuera del velo que está delante del testimonio, las pondrá en orden Aarón y sus hijos para que ardan delante de Jehová desde la tarde hasta la mañana, como estatuto perpetuo de los hijos de Israel por sus generaciones.

Así como la función de una lámpara es la de dar luz y destruir la oscuridad, nosotros debemos ser esos instrumentos del Señor para alumbrar pero nuestros aceite puro debe llegar diariamente para que nuestra función de lumbreras sea permanente.

Veamos algunas verdades sobre la luz:

Mateo 5:14-16
Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.”

Efesios 5:8:
“Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz

I de Tesalonicenses 5:5:
“Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas.”

Dios nos enseña que el mundo esta en tinieblas somos la fuente de iluminación para los hombres que desconocen de Él.

Respecto del aceite podemos precisar lo siguiente a la luz de la Biblia:

Éxodo 25:6:
aceite para el alumbrado, especias para el aceite de la unción y para el incienso aromático,”

El aceite es el combustible necesario para que esas lámparas cumplan su función.


Jóvenes, el Espíritu Santo de Dios es comparado con ese aceite puro y la Palabra es el alimento para que nuestro crecimiento sea constante y nunca nos apaguemos, el mundo es oscuridad y para muchas de las personas que nos rodean la única luz que alguna vez perciban en medio de la noche es la nuestra, nunca dejemos de alumbrar y llevemos el evangelio constantemente y permitamos que nuestra llama arda continuamente.

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