sábado, 2 de agosto de 2014

UN VERDADERO MOTIVO PARA REÍR


Dios me sorprendió grande y gratamente en Génesis 21:1-7, fragmento de la Biblia que contiene la narración del nacimiento de Isaac, descrita así:

“Visitó Jehová a Sara, como había dicho, e hizo Jehová con Sara como había hablado. Y Sara concibió y dio a Abraham un hijo en su vejez, en el tiempo que Dios le había dicho. Y llamó Abraham el nombre de su hijo que le nació, que le dio a luz Sara, Isaac. Y circuncidó Abraham a su hijo Isaac de ocho días, como Dios le había mandado. Y era Abraham de cien años cuando nació Isaac su hijo. Entonces dijo Sara: Dios me ha hecho reír, y cualquiera que lo oyere, se reirá conmigo. Y añadió: ¿Quién dijera a Abraham que Sara habría de dar de mamar a hijos? Pues le he dado un hijo en su vejez.”.

Hace unos días el Señor me mostraba la razón que motivó la risa de Abraham y Sara y era la duda de su poder respecto de la capacidad de procreación de la pareja de ancianos.

Esa vacilación e incredulidad fue borrada con el embarazo y nacimiento de Isaac, hecho con el que Dios demostró su potestad ilimitada.

La llegada del bebé trajo alegría a sus padres y la pequeña criatura sería fundamental del plan divino en la tierra, es verdaderamente importante resaltar que esta vez los motivos para reír de Abraham y Sara eran completamente legítimos ante los ojos de Dios, y el mismísimo nombre del niño significa en castellano RISA.

Nuestros verdaderos motivos de alegría deben provenir del Señor, veamos algunos pasajes que lo confirman así:

Job 8:21: “Aún llenará tu boca de risa, Y tus labios de júbilo.”

Salmos 126:2: “Entonces nuestra boca se llenará de risa, Y nuestra lengua de alabanza; Entonces dirán entre las naciones: Grandes cosas ha hecho Jehová con éstos.”

Isaías 61:10: “En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio me atavió, y como a novia adornada con sus joyas.”

Jeremías 15:16: “Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón; porque tu nombre se invocó sobre mí, oh Jehová Dios de los ejércitos.”

Hechos 8:5-6/9: “Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo. Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía. …así que había gran gozo en aquella ciudad.”

I de Pedro 1:8: “… a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso;”

Jóvenes, el mundo y sus circunstancias nos hacen reír sin embargo esas manifestaciones de regocijo deben devenir del Señor y el cumplimiento de su voluntad, no hay mayor motivo de gozo y alegría que ser hombres y mujeres aprobados para su santa obra.

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