jueves, 27 de febrero de 2014

TENIENDO EN POCO LA PALABRA DE DIOS

Creo conocemos o por lo menos hemos escuchado alguna vez esta historia. Acá va…

“¿Por qué, pues, tuviste en poco la palabra de Jehová, haciendo lo malo delante de sus ojos? A Urías heteo heriste a espada, y tomaste por mujer a su mujer, y a él lo mataste con la espada de los hijos de Amón. Por lo cual ahora no se apartará jamás de tu casa la espada, por cuanto me menospreciaste, y tomaste la mujer de Urías heteo para que fuese tu mujer. Así ha dicho Jehová: He aquí yo haré levantar el mal sobre ti de tu misma casa, y tomaré tus mujeres delante de tus ojos, y las daré a tu prójimo, el cual yacerá con tus mujeres a la vista del sol. Porque tú lo hiciste en secreto; mas yo haré esto delante de todo Israel y a pleno sol. Entonces dijo David a Natán: Pequé contra Jehová. Y Natán dijo a David: También Jehová ha remitido tu pecado; no morirás. Mas por cuanto con este asunto hiciste blasfemar a los enemigos de Jehová, el hijo que te ha nacido ciertamente morirá.” – 2 Samuel 12:9-14

David, un joven precioso en todo el sentido de la palabra; escogido por Dios de entre todos sus hermanos, librado por Dios una y otra vez de la mano de Saúl quien le buscara para matarle, puesto como rey primero sobre Judá y luego sobre todo Israel, y usado por Dios para ganar batallas y vencer ejércitos “mucho más poderosos” que el de él; toma una decisión nefasta que después de tantas victorias, va a traer una gran derrota a él y a los suyos.

En el capítulo 11 de 2 Samuel, encontramos la famosa historia de David y Betsabè. Capítulo que al parecer termina con una “victoria” aparente de David al lograr (por lo menos “por ahora”) encubrir todo lo que ha hecho. Adulterio, borrachera, asesinato, engaño, hipocresía y otros pecados más; son los pecados que David hasta el momento ha podido ocultar.

Pero en el capítulo 12 de 2 Samuel Dios usa al profeta Natán para descubrir todo lo hecho por David y mostrar su justicia y disciplina sobre la vida de su amado. Cuanto amaba Dios a su siervo David; pero tanto amor no fue excusa para que Dios pasara por alto todo lo realizado por este joven.

El texto habla por sí solo. Lo leo y me estremezco al ver la forma como Dios habla a su escogido. Todo esto termina con la muerte del hijo que Betsabè diò a Luz a David. Cuanto dolor sintió David, pero cuanto le sirvió la disciplina de Dios para entender la gravedad de los hechos cometidos.

Todo esto sucedió por que David tuvo en poco la Palabra de Dios. Que tremendo y que buena advertencia. Que nos guardemos de menospreciar, de tener en poco la palabra de Dios. Esta mañana te animamos a considerar lo escrito con el dedo de Dios (La Biblia) y a actuar conforme a lo que Él te dice en Su Palabra. Cuando esto no es así, Él cómo ese buen Padre que nos ama, también nos disciplina por que nos ha tomado como sus hijos.

“y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres reprendido por él; Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos. Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad. Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.” – Hebreos 11:5-12.

Cuanto bien le hizo la disciplina a la vida de David y cuan protegidos nos podemos sentir al ver la mano de Dios sobre nosotros aùn llegando al punto de tener que disciplinarnos.

Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.

Un abrazo y nos vemos mañana,

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente REFLEXIÓN... Nos pone a meditar en serio... Gracias

Anónimo dijo...

Gracias nuevamente :)