sábado, 17 de agosto de 2013

PELEAS ENTRE HERMANOS


Esta semana en mi devocional comencé el nuevo testamento y a medida que voy leyendo y meditando he ido reafirmando las enseñanzas que a lo largo de estos años he recibido en nuestra hermosa iglesia.

En esta ocasión quiero resaltar lo contemplado en el evangelio de San Mateo, capítulo 5 versículos 21 al 24, donde Jesucristo mismo da las pautas para actuar entre los hermanos respecto de las ofensas y los problemas que afecten la armonía que constantemente debemos mantener.

En el versículo 21 Dios nos indica la consecuencia de un delito tan grave como el homicidio.
En la primera parte del versículo 22 el Señor nos muestra que el enojo contra uno de nuestros hermanos es comparable a un asesinato y su consecuencia de las mismas características.
En la segunda parte del versículo 22 nuestro Padre cita dos ejemplos de como con nuestro vocabulario podemos ofender gravemente a uno de los nuestros con resultados desastrosos para la convivencia cristiana.
En los versículos 23 y 24 Dios nos indica el deber de reconciliarnos con el hermano que hayamos ofendido y considera este hecho más importante que las ofrendas que demos a Él.
Jóvenes, absolutamente de nada vale servir y aparentar cumplir con determinadas acciones dentro del ministerio sí no estamos en paz con los otros miembros de la iglesia, de seguro nuestro servicio y ofrendas no van a ser agradables a Dios si tenemos asuntos pendientes por resolver con alguno de nuestros hermanos.

Debemos abstenernos de ofender siempre, sin embargo, sí lo hemos hecho busquemos el perdón del ofendido, de otra parte, sí fuimos víctimas de la ofensa igualmente busquemos a quien nos hizo daño y solucionemos el problema.

Así como Dios nos perdonó debemos perdonar y nuestro trabajo para la obra será visto con agrado por nuestro Creador.

Finalmente, recordemos lo que también Jesús nos mostró al respecto en Mateo 6:14-15: “Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; más si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas”.

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