sábado, 22 de junio de 2013

LA RESPONSABILIDAD DEL ATALAYA


En mi devocional de esta semana Dios me mostró en esta pequeña porción de la biblia contenida en Ezequiel 3: 16-21, lo siguiente: 

* Dios nos ha puesto  en una posición de privilegio con una orden militar para visualizar lo que pasa a nuestro alrededor y cumplir unos determinados objetivos (vs 17 a).
* Estando en esta posición Dios nos exhorta en primera medida a oír su palabra (vs 17 b).
* Una vez oída, Dios nos demanda hacer presente a los inconversos determinadas situaciones para que sean consideradas por ellos (vs 17 c).
* Dios nos exige en primera medida advertir y prevenir a las personas que actúan mal acerca de la consecuencia del pecado y como ser librados de dichas efectos para siempre (Vs 18 a).
* Así mismo, Dios nos insta hacer presente a quienes aparentemente actúan bien las consecuencias dejar de hacerlo y como tener la redención eterna cuando cometan un error desagradable a sus ojos (Vs 20 a).
 En cualquiera de los casos Dios claramente nos muestra que la decisión de aceptar o rechazar la verdad es personal y depende de la voluntad de quien haya oído la palabra de nuestros labios (vs 19 a y 20).
* No obstante Dios nos indica que seremos responsabilizados de la condenación de estas mismas personas si su muerte espiritual está relacionada con que hayamos callado su palabra incumpliendo nuestro deber de hacerlo (vs 18 b y 20 b).

Recordemos que: "… es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo" (II de Corintios 5:10),  y  “… cada uno mire cómo sobreedifica. Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y sí sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego” (I de Corintios 3:10-15).

Como el atalaya somos soldados espirituales con la responsabilidad de advertir a los humanos que las consecuencias de no conocer al Señor Jesucristo, y en caso de no hacerlo, ser culpables de su muerte espiritual,  somos centinelas que la nacer de nuevo gracias al conocimiento de nuestro Salvador Jesucristo tenemos una nueva visión, usémosla y vivamos por las cosas que el mundo no puede ver y nosotros sí.

No hay comentarios: