sábado, 11 de mayo de 2013

LA VERDADERA GLORIA DE LA HUMANIDAD

Al escribir ésta entrada Dios me contestó un interrogante que tenía sobre el éxito visto desde la perspectiva de la humanidad al contrarrestarlo con su punto de vista.

Recién acababa la universidad tenía “claras” las características que me podían hacer un hombre exitoso en el mundo y eran fundamentalmente tres:

1.     El conocimiento (por tratarse de un recurso escaso).
2.     El poder (para dominar, cualquiera que fuera su fuente).
3.     El Dinero (para tener total independencia financiera).

El Señor me enseño después de muchos años cuan equivocado estaba. El Libro de Jeremías dice en su capítulo 9, versículos 23 y 24:

23 Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas.

24 Más alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová.

La verdadera gloria de la humanidad entera no radica en el conocimiento, el poder o el dinero, el verdadero elogio y celebración deben ser:

a.  Que cada ser humano vivo hoy conozca a Dios.
b.  Que cada ser humano entienda a Dios.
c.   Que cada ser humano haga la santa voluntad de Dios.
d. Que cada ser humano se vea beneficiado de todas y cada una de las cosas buenas que se desprenden de conocerle y en especial de la verdadera justicia manifestada en nuestro Salvador Jesucristo (como nos enseña el apóstol Pablo en Romanos 3:21-31).

Sí conocemos a Dios, le entendemos y hacemos su voluntad nos vamos a ver beneficiados y como consecuencia la sabiduría la valentía y la riqueza serán efectos naturales de nuestra relación con el Señor.

Basta recordar la historia descrita en el primer Libro de los Reyes, capítulos 1-11, y en el Segundo Libro de las Crónicas, capítulos 1-9, sobre el hombre más sabio sobre la faz de la tierra después de Jesús y que corresponde al Rey Salomón, un hombre que pidió a Dios el verdadero conocimiento y entendimiento para dirigir y juzgar a una nación y Dios le concedió todo ello y mucho más.  

A todos los jóvenes quiero decirles que estamos en una contrarreloj y el tiempo corre en contra del cumplimiento de la misión de nuestra Iglesia Madre y Local, no lo desperdiciemos más y mostrémosle a cada ser humano cual es la verdadera gloria de formar parte de la familia de Dios.


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