martes, 7 de febrero de 2012

EL ES QUIEN RESCATA DEL HOYO TU VIDA

SALMO 103:3-5 “Él es quien perdona todas tus iniquidades, El que sana todas tus dolencias; El que rescata del hoyo tu vida, El que te corona de favores y misericordias; El que sacia de bien tu boca De modo que te rejuvenezcas como el águila”.

Al leer este pasaje de la Biblia, pienso en el perdón de pecados que Dios nos ha hecho a través de Jesucristo y cómo nos limpió de toda iniquidad que cometimos antes de conocer al Señor, no por merecerlo, sino por la gracia y misericordia de Dios y cómo Él nos sacó del hoyo de la muerte eterna. La misericordia de Dios aún se hace presente si siendo creyentes caemos en pecados que parecen pequeños o aún muy grandes, ocasionados por apartarnos del Señor y no vivir y guardar la Palabra y por confiar en nosotros mismos más que en Dios.

Meditaba en un grupo de hombres como David, Pedro y Moisés, que siendo varones de Dios llegaron a cometer pecados de adulterio, homicidio y negación del nombre de Cristo y aun así llegaron a ser restaurados por Dios; así mismo pienso en otro grupo de hombres como Saúl y Judas que llegaron a cometer pecados pero no se restauraron, pero: ¿qué hace la diferencia en estos dos grupos?... La actitud a la Palabra de Dios y el corazón verdaderamente arrepentido que llegó a Dios a pedir el perdón de pecados, fue la diferencia. Obviamente el perdón de Dios no es una licencia para pecar, pero si en este momento aun siendo creyentes hay un pecado que nos está impidiendo vivir para Dios y que satanás está usando para acusarnos y enfriarnos o apartarnos de los caminos de Dios o de la iglesia, es mejor escoger lo que hicieron David, Pedro y Moisés a lo que hicieron Saúl y Judas.

La vergüenza del pecado puede llevar a una persona a guardarse el pecado, a no afrontar la realidad de su pecado con la persona ofendida, terminando en el suicidio, la rabia, amargura, rencor, a apartarse de Dios, de la iglesia, aun siendo creyente.

El Salmo 119: 8, muestra cómo David toma una decisión para esperar una ayuda de Dios: “Tus estatutos guardaré; No me dejes enteramente”. David decidió confiar en continuar obedeciendo la Palabra de Dios a pesar de los problemas y pecados por los que había pasado y su petición a Dios era que no lo dejara enteramente porque en medio del pecado había experimentado lo que era sentirse lejos de Dios y no quería volver a experimentar esto.
Joven, adulto, si estás leyendo este blog hoy y ya no te congregas en tu iglesia por un pecado cometido que no te permite sentirte digno de ser perdonado por Dios para ser un instrumento de Dios, o si aún te congregas y llevas por dentro un pecado que te atosiga y te llena de tristeza y vergüenza, hoy Dios está esperando que lleguemos a Él para confesar esos pecados y para limpiarnos de toda maldad, y llegar a Él con un corazón decidido a apartarnos y no pecar más. No te alejes de Dios por verguenza del pecado, o por pensar que Dios no puede perdonar. Solo ES ES QUIEN.

EL ES QUIEN perdona todas nuestras iniquidades, sana todas las dolencias, aún si sentimos que estamos en el hoyo, EL ES QUIEN puede rescatarnos por su gracia, no porque lo merezcamos.
Que tengas un día lleno del Señor!!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Dios me enseñaba en Deuteronomio 30:1-3 Que Él nos restaura, pero pide de nosotros: arrepentimiento ,conversión a Él, y obediencia a Su voz con todo nuestro corazón y con toda nuestra alma... si eso sucede en mi vida entonces Dios tendrá misericordia y restaurará todo y me bendecirá.

Anónimo dijo...

Asi es!