sábado, 15 de octubre de 2011

DEJEMOS QUE CRRISTO CREZCA

En mi devocional estoy empezando el primer libro de Samuel y hay una frase que es constante y Dios la resalta en su palabra refiriéndose a Samuel y de eso te quiero compartir.

Dios resalta tres veces que Samuel iba creciendo en tres cosas:

1. I Samuel 2: 21C “Y el joven Samuel crecía delante de Jehová”.
2. I Samuel 2: 26 “Y el joven Samuel iba creciendo, y era acepto delante de Dios y delante de los hombres”.
3. I Samuel 3: 19 “Y Samuel creció, y Jehová estaba con él, y no dejó caer a tierra ninguna de sus palabras”.

En nuestro proceso de crecimiento espiritual como vemos siempre debe estar presente Dios, no siendo sabios en nuestra propia opinión, o porque nos vean los demás lo muy espirituales que somos, sino más bien siempre dejando que nuestro crecimiento lo de Dios, siendo él nuestro motor, que en todo él tenga la preeminencia.

Podemos ver también que ese crecimiento ya lo ven los demás, pero primero ante Dios y eso va a ser notorio a los demás, no solo nuestros hermanos sino también los inconversos. Es visible delante de todos los hombres. Me recuerda I Timoteo 4: 12. "Ninguno tenga en poco tu juventud, sino se ejemplo".

El último punto encierra todo porque nada de esto habría pasado en Samuel si no fuera porque él no dejaba caer a tierra ninguna de las palabras de Dios, porque realmente para él cada palabra que Dios le decía era su tesoro, lo más importante, tanto así que Samuel fue un fiel profeta de Dios pero todo comenzó con su comunión con Dios y él iba creciendo delante de Dios y de todos los hombres.

Todo esto me llevo a II Pedro 3: 18 que dice: “Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén”.

En otras palabras dejemos que Cristo crezca en nosotros cada día más, todo se trata de él, no es más, el personaje central de la Biblia, por quien todas las cosas existen y fueron creadas.

Si no es él en nosotros, nunca vamos a crecer y nos vamos a estancar y quedar como enanos y la verdad ese no es el deseo de Dios para nuestra vida sino má bien que seamos cada vez mas parecidos a su Hijo Jesucristo.

TODO SE TRATA DE ÉL, NO DE NOSOTROS.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

:)

Anónimo dijo...

Crecer y crECER.