miércoles, 12 de agosto de 2009

CORRE CORRES

No me gustan los afanes y creo que afanarse es uno de los peores males de este tiempo. Pero esta semana mi trabajo ha demandado más horas, energía y concentración que nunca antes. Esto también tiene su parte buena, me gusta lo que hago y lo disfruto, además algunos oficios a veces nos presentan retos que vale la pena asumir y comprobar la compañía de Dios en cada detalle de cada área de nuestras vidas.

Pero no me gustaría para nada una rutina de semanas y meses a mil. No sé si has vivido días en los que apenas alcanzas a leer un poquitico La Biblia, a medio desayunar sin masticar adecuadamente el pan, en la ducha mientras cae el agua no estás cantando sino repasando nombres de clientes y asuntos pendientes, te vistes con cualquier cosa que esté a la mano y llegas al trabajo con mucho por hacer y sin saber por dónde empezar.

Así ha sido hoy. Para contrarrestarlo un poco nos propusimos, sin importar ninguna otra cosa, no abrir la oficina sin antes orar un ratico y leer Génesis 26. Fue luchado: pusimos el celular en silencio pero la pantalla alumbraba y no queríamos ceder. Mientras tanto Dios peleaba por nuestra atención con el relato de la vida productiva de Isaac y la confirmación del pacto Divino con la familia de Abraham.

“Y se le apareció Jehová aquella noche, y le dijo: Yo soy el Dios de Abraham tu padre; no temas, porque yo estoy contigo, y te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia por amor de Abraham mi siervo.” Génesis 26:24

En seguida Isaac se deleitó en su comunión con Dios, plantó su tienda y empezó a buscar de nueva el agua, abriendo un pozo. Ese debe ser el único afán natural nuestro: Descansar en Dios y ubicarnos en ese sitio en el que nada nos interrumpe, nos apura ni ejerce presiones malsanas sobre nosotros.

En medio de las carreras de este día descanso en la dulce voz de mi Dios Amado que me sigue diciendo “no temas, porque yo estoy contigo, y te bendeciré, (…)”

Sigamos haciendo nuestro trabajo secular con todo el corazón, como para el Señor y no le permitamos al afán ni a la ansiedad arruinar nuestro día.

Por ahora, me voy a buscar un almuerzo bien rico con mi novia… Y pediremos postre, sin afán!

DIOS ESTÁ EN CONTROL.

Un abrazo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que buen propósito. Me identifico plenamente con cada palabra del blog. Que el afán no nos gane y podamos asi disfrutar de la comunión con Dios y de nuestro trabajo secular.

Javier.

MAC dijo...

Este mensaje me cae de perlas, muchas veces desespero por falta de "tiempo", leyendo esto recapacito y pienso en lo equivocado que estoy, una de las cosas en las que voy a centrar mis esfuerzos es en planificar mejor mi agenda y cumplir perfectamente con mi trabajo secular y tener más tiempo para Dios.

MAC