viernes, 1 de diciembre de 2017

La CURA para le ENFERMEDAD DEL PECADO


Hemos venido escuchando y viendo que es una realidad, la Iglesia está enferma, y si la iglesia está enferma, es porque sus miembros estamos enfermos. Espiritualmente, esa enfermedad se llama PECADO y solamente Dios tiene la fórmula perfecta para combatirla: Sometimiento a Dios, Purificación y Santidad                 

Hoy, Dios nos muestra como debe ser nuestro sometimiento a ÉL para sanarnos de esa penosa enfermedad que afecta la vida de cada creyente, de cada iglesia y de cada sociedad.

6Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.7Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. 8Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones. 9Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza. 10Humillaos delante del Señor, y él os exaltará. - Santiago 4:6-10

Debemos disfrutar plenamente de la GRACIA de Dios y descansar plenamente en ÉL, en sus mandamientos y en sus promesas. Muy seguramente la causa de los momentos difíciles que vivimos no es otra que el pecado. Tal vez hay orgullo, celos, falta de paciencia, aún pereza, mentiras y muchas cosas más.

Pienso que nos falta mucha humildad, mucha diligencia, mucha misericordia. Hay mucha escoria de pecado que aunque parezca insignificante, está impidiendo una buena relación con Dios y por eso, Él tiene que disciplinarnos.

El consejo que Dios nos quiere dar es VALIOSISIMO e IMPORTANTISIMO: Debemos SOMETERNOS a ÉL, poniendo todo de nuestra parte para no caer en las artimañas del enemigo, el cual pone la tentación y nos hace caer en pecado. Debemos acercarnos a Dios con un corazón sincero, hablando con ÉL como con mi amigo, porque realmente así es.

Nunca debemos sentirnos solos, en esos momento de soledad (Vendrán muchos) debemos aprovechar para hablar con ÉL buscar su compañía y refugiarnos en ÉL pidiendo purificación para nuestra vida. Debemos recibir esta dura prueba de problemas de salud, como una PAUSA en nuestra vida para que durante ese tiempo entendamos QUIEN ES nuestro SEÑOR, en Quien debemos refugiarnos, debemos recibir esas duras pruebas como el MEJOR REGALO, ya que a través de ella vamos a estar MUY CERCA de nuestro Señor sintiendo Su mano puesta sobre nosotros.

Debemos entender que es un tiempo para PURIFICAR nuestro corazón, para limpiar nuestras manos, para cambiar nuestro estado de ánimo, para unirnos más a la familia, amarla, consentirla, animarla. Serán días bien especiales, en donde podremos llorar y lamentarnos y afligirnos delante de ÉL derramando todas nuestras angustias y quebrantos delante de ÉL para sentir SU CONSUELO. Es necesario tener un buen tiempo para humillarnos delante de nuestro Señor a fin de que nos regale una vida TOTALMENTE transformada por el resto de días que ÉL nos quiera regalar en esta tierra.

Muchas cosas por aplicar:            
  • Confiar en la gracia de Dios y vivir disfrutando de ella
  • Someterme a Dios en todo
  • Resistir a las artimañas de tentación del diablo, oyendo al Espíritu Santo
  • Acercarme a Dios con un corazón sincero
  • Sentir la presencia y compañía de Dios en cada instante
  • Limpiar mis manos de pecado
  • Purificar mi corazón reflejando un estado de ánimo diferente y constante
  • Afligirme delante de mi Señor
  • Lamentarme por mis errores con verdadero arrepentimiento
  • Llorar con lágrimas de arrepentimiento y sinceridad
  • Humillarme delante de mi Señor desnudando mi vida y esperando que sea ÉL quien me levante
  • Aprovechar los días de soledad para entregarme de LLENO a mi Señor.
  • Y que sea una DECISIÓN para toda la vida.


Recordemos siempre el Sometimiento a Dios, Purificación y Santidad

1. Si hay humildad en mí, Dios me llenará de SU GRACIA para la BATALLA (Vs 6)
2. Si me someto a Dios, el diablo huirá, la SANGRE de Cristo me protegerá (Vs 7-8a)
3. Si limpio mis manos de pecado, mi corazón va a ser purificado (Vs 8b)
4. Debo AFLIGIRME y lamentar y llorar, humillándome delante de mi Señor para obtener sus promesas de VICTORIA, lo necesito (Vs 9-10)

Dios nos ha recordado hoy el sometimiento a ÉL, la Purificación y la Santidad (Tiempos de Soledad). Es algo muy especial, que viene de un Dios apacible que me invita permanentemente a entrar en Su Presencia purificándonos de nuestros pecados, descansando en ÉL, humillándonos ante ÉL, y entregándole todas nuestras cargas.

Es impactante ver la forma tan tierna y sabia como Dios nos invita a resistir al diablo que nos asecha permanentemente y a acercarnos más a Dios con las manos limpias de pecado, descargando sobre ÉL todas nuestras angustias u ver como Dios me promete que nos sacará adelante.

Apliquémoslo de corazón, entregándonos 100% en las manos de nuestro amado Señor, purificándonos de toda mancha de pecado y con la plena certeza de que ÉL nos sacará adelante en todas nuestras tribulaciones.

Fabio


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