sábado, 18 de febrero de 2017

LA BUENA SEMILLA

Durante casi cuatro meses hemos estado inmersos en el libro de Isaías. Nos estamos acercando al final de esta parte de la Biblia. Para esta entrada el Señor nos recordó el poder de su Palabra.

Isaías 55:10-11
“Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.”

El nacimiento de una planta, su desarrollo y crecimiento, así como su fruto postrero comienza con una semilla.

Nuestra condición de cristianos se estructuró de la misma manera. Alguna persona en un momento determinado de nuestra existencia física sembró en nosotros la semilla del Evangelio de Cristo. Conocimos la verdad, reconocimos nuestros pecados y pedimos perdón por ellos, entendimos lo que hizo Jesús en la cruz, entregando su sangre al Padre para liberarnos de la condena eterna del infierno.

Cuando compartimos el Evangelio estamos mostrando la Palabra misma de Dios, es ella la que actúa, no nosotros, es una certeza que regresará al Padre ejecutando su voluntad.

Gálatas 6:8
“Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.”

Jóvenes, crezcamos y reproduzcámonos espiritualmente, sembremos la semilla de vida para que recojamos vida.

MAC

2 comentarios:

Anónimo dijo...

=) Gracias

Anónimo dijo...

=) Gracias