martes, 20 de diciembre de 2016

RECORDANDO LAS GRANDES OBRAS DE DIOS

Dios quiere y desea que mi confianza esté en él, que clame a él, hacia él miren mis ojos y él me será propicio si hago conforme a su voluntad. Pero en ocasiones decaemos y sentimos que no podemos más, y es necesario que recordemos que ha hecho Dios, sus grandes obras en nuestras vidas y hoy vamos a meditar en esto.

Salmo 143: 5-6 “Me acordé de los días antiguos; meditaba en todas tus obras; reflexionaba en las obras de tus manos.
Extendí mis manos a ti, mi alma a ti como la tierra sedienta.”

Las obras de Dios y lo que él ha hecho me debe llevar a confiar más en él, confiar en su palabra y entender que él está conmigo, su palabra es verdad y cumple lo que promete. Sus grandes obras me llevan a entender su grandeza, que es poderoso, a reflexionar que estoy en manos del Dios Todopoderoso y que él tiene el control en todas las cosas, recordar sus victorias también me deben alentar y cambiar mi actitud ante muchas circunstancias de la vida, lo que estamos pasando en estos momentos sea lo que sea. Solo en él podemos vivir en victoria.

(8, 10) “Hazme oír por la mañana tu misericordia, porque en ti he confiado; hazme saber el camino por donde ande, porque a ti he elevado mi alma.
Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; tu buen espíritu me guié a tierra de  rectitud.”

Hoy y constantemente debe ser nuestra oración, que nuestro Señor nos enseñe a hacer su voluntad, que nos guié a esa rectitud, a esa santidad que Dios quiere de nosotros, que nos haga saber el camino por donde andemos. Nos sentimos tan desorientados cuando no estamos pendiente de escucharlo, de pedir su guía, su sabiduría. 
En él debemos confiar y a él clamar constantemente no a pedacitos, o cuando estamos pasando dificultades sino que sea una constante, que nos haga entender que debemos depender totalmente de él porque somos sus siervos, sus hijos y en solo en él debe estar mi refugio.

Salmo 144: 1-3 “Bendito sea Jehová, mi roca, quien adiestra mis manos para la batalla, y mis dedos para la guerra; misericordia mía y mi castillo,  fortaleza mía y mi libertador, escudo mío, en quien he confiado; el que sujeta a mi pueblo debajo de mí.
Oh Jehová, ¿qué es el hombre para que en el pienses, o el hijo de hombre, para que lo estimes?

Ese eres tu mi Señor y es lo que quieres hacer en nuestra vida para que hagamos tu voluntad y nos refugiemos en ti, te busquemos, te sirvamos, en ti está escondida nuestra vida.


Gracias mi Señor porque me das palabras de aliento con este pasaje y gracias porque solo tú me puedes enseñar a hacer tu voluntad, dirigir mi vida hacia donde tú quieres. Gracias porque podemos meditar y reflexionar en tus grandes obras y entender que tu siempre y en todas las cosas tienes el control.

Un abrazo.

Jorge L.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias =)