viernes, 13 de noviembre de 2015

El PRIVILEGIO de la SALVACIÓN


Nuestro comportamiento con todos los que están a nuestro alrededor debe ser impecable, nuestro testimonio debe ser intachable a fin de que los demás vean en nosotros esa OBRA DE AMOR que Dios hizo por nosotros al darnos el privilegio de la Salvación siendo justificados por Su Gracia.

1Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos a toda buena obra. 2Que a nadie difamen, que no sean pendencieros, sino amables, mostrando toda mansedumbre para con todos los hombres. 3Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros. 4Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, 5nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, 6el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, 7para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna. - Tito 3:1-7

Dios ha sido muy misericordioso con nosotros, y ahora el espera que seamos parte de esa cadena que llevará el Evangelio a Colombia y a las naciones, lo cual debe empezar desde ya reflejando la LUZ de Cristo en nuestras vidas a cada momento, en pocas palabras, que los demás VEAN a CRISTO en nosotros por nuestras buenas actitudes hacia todo nuestro entorno.

Nosotros éramos lo mismo y tal vez peores que aquello a quienes criticamos por no ser creyentes, pero la bondad de nuestro salvador y su amor para con nosotros se manifestó un día en nuestras vidas y nos SALVÓ, no por nuestras obras, o por ser los mejores, sino por su GRACIA y su MISERICORDIA (I Cor. 1:25-31).

Fue su Espíritu Santo el que nos convenció de pecado y nos mostró la verdad, llevándonos al arrepentimiento, al lavamiento de nuestros pecados y a la renovación espiritual. Fue ÉL quien por su gracia nos dio ese privilegio de ser sus hijos (Juan 15:16).

Ahora, nuestro deber es ahora predicar el Evangelio insistentemente, con sabiduría, con amor, con disposición, sabiendo exhortar a aquellos que no conocen o que no han querido entender para que escapen de las garras del infierno (2 Tim. 2:24-26). 

Dios nos recuerda nuevamente hoy, el privilegio de la SALVACIÓN – Justificados por GRACIA. Él nos hace ver que tenemos un Dios infinitamente MISERICORDIOSO, lleno AMOR, de GRACIA y de bondad que muy sabiamente nos enseña a ser sus siervos.

Personalmente me llama la atención  ver la forma como Dios me muestra la manera en que debemos llegar al mundo perdido, mostrándonos que nosotros éramos tal vez peor que ellos y que si Dios por SU MISERICORDIA y SU GRACIA nos permitió ser salvos ¿ por qué no a ellos ?

Apreciados jóvenes, apliquemos esta sencilla enseñanza, predicando el Evangelio con mansedumbre, en pleno conocimiento con sabiduría e inteligencia, sin atacar a nadie, sino mostrando toda la verdad y dejando que sea Dios quien actúe como resultado de la oración.

No dejemos de congregarnos como algunos tienen por costumbre,  los esperamos.

Fabio



1 comentario:

Anónimo dijo...

Que privilegio y que responsabilidad tan grande, gracias