jueves, 22 de octubre de 2015

SU PODER EVIDENTE

Esta mañana escribo algo pensando en el intenso verano que se está viviendo en varias regiones del país y que está impactando de manera no pequeña a gran parte de la población. A la vez qué bueno entender que la creación entera se somete a Su Creador.

He aquí, Dios es grande, y nosotros no le conocemos, Ni se puede seguir la huella de sus años. El atrae las gotas de las aguas, Al transformarse el vapor en lluvia, La cual destilan las nubes, Goteando en abundancia sobre los hombres.” – Job 36:26-28.

Dios es grande. Nunca lo olvidemos. Él es quién da la lluvia en su tiempo. El mismo es quién atrae las gotas de las aguas. Cuán grande es El y que incapaces somos nosotros. No hay algo que podamos hacer humanamente para que los cielos destilen su rocío. Desde nuestro presidente hasta nuestros campesinos, no hay uno solo que pueda dar una solución definitiva a esta sequía. Continuemos leyendo…

Por eso también se estremece mi corazón, Y salta de su lugar. Oíd atentamente el estrépito de su voz, Y el sonido que sale de su boca. Debajo de todos los cielos lo dirige,
Y su luz hasta los fines de la tierra. Después de ella brama el sonido, Truena él con voz majestuosa; Y aunque sea oída su voz, no los detiene. Truena Dios maravillosamente con su voz;  El hace grandes cosas, que nosotros no entendemos. Porque a la nieve dice: Desciende a la tierra; También a la llovizna, y a los aguaceros torrenciales --- Por el soplo de Dios se da el hielo, Y las anchas aguas se congelan. Regando también llega a disipar la densa nube, Y con su luz esparce la niebla. Asimismo por sus designios se revuelven las nubes en derredor, Para hacer sobre la faz del mundo, En la tierra, lo que él les mande. Unas veces por azote, otras por causa de su tierra, Otras por misericordia las hará venir.
” – Job 37:1-6; 10-13.

Él es Dios. Es el Creador quien ejecuta sobre su creación. Él puede enloquecer a los estudiosos, cambiarles sus proyecciones, ridiculizar sus diagnósticos y establecer sus juicios en la tierra. Su poder es algo evidente. La naturaleza lo grita. El trueno y el relámpago lo declaran. Como hijos del Rey no podemos hacer algo distinto que caer ante sus pies y confesar nuestra dependencia de Él.

Un abrazo y nos leemos mañana,

Pd – ¡Señor danos agua de los cielos! Por misericordia hazlas venir.

Javier.

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