sábado, 4 de julio de 2015

LA LECTURA DE LA LEY


Nehemías luego de reedificar los muros de la santa ciudad de Jerusalén finalmente designa dirigentes y reestablece los derechos de las familias ancestrales de Israel según las genealogías sagradas, después podemos ver que el sacerdote Esdras asume el reto de divulgar públicamente la palabra de Dios en medio del pueblo, miremos Nehemías 8:1-3: “Venido el mes séptimo, los hijos de Israel estaban en sus ciudades; y se juntó todo el pueblo como un solo hombre en la plaza que está delante de la puerta de las Aguas, y dijeron a Esdras el escriba que trajese el libro de la ley de Moisés, la cual Jehová había dado a Israel. Y el sacerdote Esdras trajo la ley delante de la congregación, así de hombres como de mujeres y de todos los que podían entender, el primer día del mes séptimo. Y leyó en el libro delante de la plaza que está delante de la puerta de las Aguas, desde el alba hasta el mediodía, en presencia de hombres y mujeres y de todos los que podían entender; y los oídos de todo el pueblo estaban atentos al libro de la ley.” 

Este acto de hacer pública la ley era el cumplimiento de un mandato buscando que todos los habitantes de la nación recién restaurada conocieran la Palabra de Dios.

El pueblo como un solo hombre
En el versículo primero podemos ver que desde el Antiguo Testamento el Señor quiere que la congregación esté unida como un único ser donde todo su ser esté atento a sus designios. La misma unidad que se nos demanda hoy como la iglesia de Cristo.

En las Escrituras vemos otros ejemplos de esa unidad:

Jueces 20:1
“Entonces salieron todos los hijos de Israel, y se reunió la congregación como un solo hombre, desde Dan hasta Beerseba y la tierra de Galaad, a Jehová en Mizpa.”

Jueces 20:11
“Y se juntaron todos los hombres de Israel contra la ciudad, ligados como un solo hombre.”

Esdras 2:64
“Toda la congregación, unida como un solo hombre, era de cuarenta y dos mil trescientos sesenta,”

I de Corintios 12:12-14
“Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu. Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos.”

I de Corintios 12:27
“Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular.”

Efesios 1:22-23
“y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.”

Efesio 5:30
“porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos.”

El conocimiento de la ley estaba destinado a todos
En el versículo segundo podemos ver que el sacerdote Esdras llevo la ley a toda la congregación sin excepción, como lo es hoy para nosotros como iglesia.

La Biblia nos confirma esa verdad así:

Deuteronomio 31:12-13
Harás congregar al pueblo, varones y mujeres y niños, y tus extranjeros que estuvieren en tus ciudades, para que oigan y aprendan, y teman a Jehová vuestro Dios, y cuiden de cumplir todas las palabras de esta ley; y los hijos de ellos que no supieron, oigan, y aprendan a temer a Jehová vuestro Dios todos los días que viviereis sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para tomar posesión de ella.”

Joel 2:16
Reunid al pueblo, santificad la reunión, juntad a los ancianos, congregad a los niños y a los que maman, salga de su cámara el novio, y de su tálamo la novia.”

Hebreos 10:24-25
“Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.”

La lectura pública
En la primera parte del versículo tercero podemos ver cómo se desarrolla esta lectura pública de la ley de Dios ante todo el pueblo reunido como lo hacemos en nuestra congregación, práctica que en nuestros tiempos no es realizada en todas las iglesias que dicen ser cristianas.

La Palabra nos demuestra las características de esta lectura y nos da un ejemplo de Jesús realizándola:

Éxodo 24:7 (El ejemplo de Moisés)
“Y tomó el libro del pacto y lo leyó a oídos del pueblo, el cual dijo: Haremos todas las cosas que Jehová ha dicho, y obedeceremos.”

Josué 8:34 (El ejemplo de Josué)
“Después de esto, leyó todas las palabras de la ley, las bendiciones y las maldiciones, conforme a todo lo que está escrito en el libro de la ley.”

Jeremías 36:8 (El ejemplo de Baruc)
“Y Baruc hijo de Nerías hizo conforme a todas las cosas que le mandó Jeremías profeta, leyendo en el libro las palabras de Jehová en la casa de Jehová.”

Jeremías 36:8 (El ejemplo de Baruc)
“Y Baruc hijo de Nerías hizo conforme a todas las cosas que le mandó Jeremías profeta, leyendo en el libro las palabras de Jehová en la casa de Jehová.”

Lucas 4:16 (El ejemplo de Jesús)
“Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer.”

Colosenses 4:16 (La instrucción de Pablo)
“Cuando esta carta haya sido leída entre vosotros, haced que también se lea en la iglesia de los laodicenses, y que la de Laodicea la leáis también vosotros.”

La actitud del pueblo
En la segunda parte del versículo tercero podemos ver que el pueblo estaba atento a escuchar la ley de Dios y sus odios dispuestos a entender la voz divina así como debe ocurrir entre nosotros.

Dejemos que el Señor nos muestre en algunos pasajes esta receptividad del pueblo:

Éxodo 31:10-11
“Y les mandó Moisés, diciendo: Al fin de cada siete años, en el año de la remisión, en la fiesta de los tabernáculos, cuando viniere todo Israel a presentarse delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escogiere, leerás esta ley delante de todo Israel a oídos de ellos.”

II de Reyes 23:2
“Y subió el rey a la casa de Jehová con todos los varones de Judá, y con todos los moradores de Jerusalén, con los sacerdotes y profetas y con todo el pueblo, desde el más chico hasta el más grande; y leyó, oyéndolo ellos, todas las palabras del libro del pacto que había sido hallado en la casa de Jehová.”

Jóvenes, la lectura de la Palabra de Dios implica varios aspectos de nuestra vida, algunas veces se refiere a una relación personal e íntima como individuos y en otros abarca a toda la iglesia y sus diferentes ministerios y miembros considerados como una unidad, nunca olvidemos poner en manos del Señor a través de la lectura de la Biblia nuestra labor como obreros y soldados de Jesucristo.


1 comentario:

Anónimo dijo...

=)