miércoles, 14 de enero de 2015

SOMOS SABELOTODOS??

Hay un rasgo en la personalidad que la mayoría padecemos en alguna medida y es el opinar con altivez acerca de la vida de los demás o de las circunstancias que nos rodean.

No hablo de la imprudencia y tampoco se podría encasillar en el juzgar a los demás porque en algunos casos esa no es la intención.

Cualquiera puede notarlo, se trata de aquellos que sin haberle pedido su opinión se entrometen en la vida de los demás de acuerdo a su propia “sabia experiencia”.

Un ejemplo muy común es cuando alguien va a viajar a algún lugar y en mayor medida cuando los padres tienen a su primer hijo. Todo el mundo quiere opinar!!

En La Palabra de Dios la piadosa madre del profeta Samuel debió sufrir los efectos fastidiosos de éste mal, ya que en su famoso cántico de gratitud al Señor  ella incluye su sentir en un versículo que me impactó:

“No multipliquéis palabras de grandeza y altanería; cesen las palabras arrogantes de vuestra boca; porque el Dios de todo saber es Jehová, y a el toca pesar las acciones” 1 Samuel 2:3

En palabras muy actuales “No te creas tan sabelotodo, el único que lo sabe todo es Dios”

Reflexionemos: utilizo palabras de grandeza para referirme a mis logros y querer mostrarme a los demás?
Utilizo palabras de altanería para tratar a los demás como si sus experiencias fueran poca cosa?
Utilizo palabras arrogantes para medir el comportamiento o las decisiones de los otros sin conocer siquiera el contexto o las intenciones del corazón?

Cuidémonos de pecar con nuestra boca y hacer sentir mal a los demás con palabras y comentarios desafortunados que hacen que nuestras relaciones entra amigos, familiares y hermanos en la fe, se deterioren muchas veces sin reversa.

Sigamos el consejo de Ana, la mamá de Samuel, no multipliquemos palabras de grandeza y altanería, que cesen las palabras arrogantes de nuestra boca. El Dios de todo saber SOLO ES DIOS!!


La prepotencia nos hace vernos fuertes ante los demás por un momento , pero la humildad nos hace fuertes para Dios toda la vida.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy buena enseñanza... Ojalá la pongamos en práctica