"procurando
hacer las cosas honradamente, no sólo delante del Señor sino también delante de
los hombres.” 2 Corintios
8:21.
Este pasaje se da en el contexto de la administración
fiel de las ofrendas en la iglesia local. El apóstol Pablo de manera limpia,
transparente y honesta afirma lo que dice el pasaje…
Procuramos hacer las cosas honradamente, no solo
delante del Señor sino también delante de los hombres.
Hoy ha sido un día particularmente difícil en el
trabajo y creo por esto mismo estoy escribiendo esto. Que decepcionante es ver
a los hombres meter la mano en todo el sentido literal de la palabra en el
bolsillo ajeno. Empleados teniendo negocios paralelos al de las empresas que
les están pagando un sueldo y aprovechando a la vez de toda la infraestructura
ofrecida por las mismas.
Empleados aprovechándose de la “ingenuidad” y
transparencia de sus compañeros para obtener beneficios económicos, aun a
sabiendas que a aquel que trabaja junto a él, le tocará pagar un dinero que
nunca tomò.
Usuarios de información manipulando la misma para
camuflar salidas de dinero que nadie percibió. Abuso de confianza para tomar
decisiones en detrimento de los intereses de las compañías. Esto un sobrevuelo
de lo visto el día de hoy. Lo más triste es que gente que se dice ser cristiana
y creyentes “devotos”, están involucrados en esto.
El pasaje se de en el contexto de la administración
de las ofrendas, pero a la vez nos desafía a ser honrados en toda nuestra
manera de vivir.
El RAE traduce la palabra honradez como aquella
integridad en el obrar. Como esa decisión tomada previamente de actuar
rectamente sin importar si alguien está viendo las cosas que hacemos. Creo que
como creyentes debemos dar ejemplo en esto en cada área de nuestras vidas.
No necesitamos tener a nuestros papás, pastores,
profesores, jefes, hermanos o quien sea; encima nuestro para entonces decidir
actuar bien.
La gente debe confiar en nosotros sin ningún tipo
de prejuicios sabiendo que nos caracteriza nuestra honradez (integridad en el
obrar) delante del Señor y de los mismos hombres. Nada más decepcionante que un
hijo de Dios en quien no se puede confiar por su mala forma de proceder.
Recuerdalo siempre. Como creyentes, como hijos de
Dios; como miembros de su familia, debemos…
Procurar hacer las cosas honradamente, no solo
delante del Señor sino también delante de los hombres.
Un abrazo y nos vemos mañana,
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