sábado, 14 de diciembre de 2013

¿QUÉ ESTÁS SEMBRANDO?


El pasaje de la Biblia que veremos el día de hoy está incluido en Gálatas 6:7-10, en el que se determina: “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe.”

EL AUTOENGAÑO
El autoengaño es el proceso mediante el cual un ser humano se convence a sí mismo de una mentira y actúa basando su vida en dicho fraude, tratando de persuadir a los demás de su falsa verdad. En la primera parte del pasaje analizado dice la palabra: “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: …” De esta frase se desprenden las siguientes conclusiones:

1. El autoengaño no es agradable a Dios.
Claramente es ordenado “No os engañéis”, sin embargo la actitud humana es contraria a este precepto, miremos algunos ejemplos:

Salmo 36:1-2: “La iniquidad del impío me dice al corazón: No hay temor de Dios delante de sus ojos. Se lisonjea, por tanto, en sus propios ojos, De que su iniquidad no será hallada y aborrecida.
Isaías 44:20: “De ceniza se alimenta; su corazón engañado le desvía, para que no libre su alma, ni diga: ¿No es pura mentira lo que tengo en mi mano derecha?”
Santiago 1:22: “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.
I de Juan 1:8: “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.”

2. Dios es inmune a las mentiras humanas.
Posiblemente las mentes y corazones humanas son susceptibles de caer en la patraña del autoengaño pero “Dios no puede ser burlado” y a él no le afectan este tipo de embustes, corroboremos esta verdad con algunos versículos:

Salmos 139:1-3: “Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; Has entendido desde lejos mis pensamientos. Has escudriñado mi andar y mi reposo, Y todos mis caminos te son conocidos.
Eclesiastés 12:14: “Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala.”
Lucas 12:2: “Porque nada hay encubierto, que no haya de descubrirse; ni oculto, que no haya de saberse.

DOS TIPOS DE SIEMBRAS Y COSECHAS DIFERENTES
A renglón seguido el pasaje estudiado establece que: “… todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.

Claramente el Señor establece una diferencia entre dos clases de siembras y cosechas así:

1. La siembra y cosecha para la carne
Gracias al conocimiento de la palabra de Dios sabemos cuáles son las obras de la carne de las cuales encontramos un listado no taxativo en Gálatas 5:19-20: “Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.”

Los que esparcen las semillas de la carne en la tierra preparada para este fin y cultivan este tipo de obras recogerán el fruto correspondiente a estas semillas y este cultivo como lo demuestra nuestro Señor así:

Job 4:8: “Como yo he visto, los que aran iniquidad Y siembran injuria, la siegan.
Proverbios 22:8: “El que sembrare iniquidad, iniquidad segará, Y la vara de su insolencia se quebrará.”
Oseas 8:7: “Porque sembraron viento, y torbellino segarán; no tendrán mies, ni su espiga hará harina; y si la hiciere, extraños la comerán.”

2. La siembra y cosecha para el Espíritu
En términos del Espíritu conocemos también por la Palabra de Dios que las obras del Espíritu son el cumplimiento de los mandamientos como lo narra Ezequiel 36:27: “Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.

Contrario a lo anterior, los que esparcen las semillas del Espíritu en la tierra preparada para este fin y cultivan este tipo de obras recogerán el producto respectivo a esos granos y cosecha, veamos dos ejemplo bíblico de esta verdad así:

Oseas 10:12:Sembrad para vosotros en justicia, segad para vosotros en misericordia; haced para vosotros barbecho; porque es el tiempo de buscar a Jehová, hasta que venga y os enseñe justicia. ”
Juan 4:36: “Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra goce juntamente con el que siega.”

HACER EL BIEN, UNA TAREA SIN TREGUA
Finalmente el pasaje nos enseña que: “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe.

Sembrar y cosechar el bien traerá su recompensa divina y debe ser una labor constante y continua, como se evidencia en los siguientes versículos:

Salmo 37:27: “Apártate del mal, y haz el bien, Y vivirás para siempre.”
Proverbios 3:27:No te niegues a hacer el bien a quien es debido, Cuando tuvieres poder para hacerlo.”
Mateo 12:12: “Pues ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Por consiguiente, es lícito hacer el bien en los días de reposo.
Romanos 2:7: “… vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad,…”
I de Pedro 2:15: “Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos;”
I de Pedro 3:17: “Porque mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el mal.”
I de Pedro 4:19: “De modo que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, y hagan el bien.”

En la ejecución del bien debemos ponderar el beneficiario, primando nuestro hermano espiritual.

Jóvenes, el autoengaño no es agradable a Dios y si optamos por hacerlo debemos tener claro que Dios no puede caer en esa mentira, debiendo optar siempre por las obras del Espíritu y sus consecuencias escogiendo siempre hacer el bien sin desfallecer jamás.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Una reflexión muy completa y de mucha aplicación, gracias