lunes, 13 de febrero de 2012

EL INFIERNO SI EXISTE

Hoy quiero usar gran parte de este espacio para transcribir literalmente una columna que escribió ayer en el periódico el Tiempo un cura llamado Alfonso Llano Escobar, uno de los personajes más influyentes de la iglesia católica en Colombia.

¿Si existe el infierno?

De veras, ¿sí existe el infierno? La duda acosa a creyentes y no creyentes. Como sin querer queriendo, unos y otros, y más los últimos, prestan disimulada atención a lo que afirman los papas, lamentablemente apoyándose en las noticias superficiales y desorientadoras de los medios, que gustan de enfrentar a Benedicto XVI: "Sí existe el infierno. Hay cupos todavía", con Juan Pablo II: "No existe el infierno... como lugar en el espacio".

Y lo cierto es que no hay tal oposición entre dos papas en algo tan esencial e importante para todo ser humano: su destino final irrevocable. Tal oposición es aparente. Solo existe en la mente de los que gustan de atizar el fuego y de levantar escándalo donde no hay fundamento para ello.

La solución de la aparente contradicción se encuentra en no dejarse desorientar por los medios ni por comentarios callejeros, sino ir al fondo de los textos oficiales. Juan Pablo II, de acuerdo con el actual paradigma planetario, afirmó que el infierno sí existe, pero que no ocupa lugar en este orden cósmico, ya que es un estado interior de la persona más allá del presente, de acuerdo con la decisión que haya tomado en vida frente a Dios. En pocas palabras, declaró caducada la imaginería barroca medieval, en que incurrió el mismo Dante en su Divina comedia. No tuvo empacho este inspirado vate en ubicar en lo más profundo del infierno a todos sus enemigos. Pero sí enseñó algo esencial: el anuncio en el dintel de entrada: "Los que aquí entráis, perded toda esperanza".

El hombre moderno, más frío y calculador, no se deja asustar por descripciones propias de tiempos medievales, y sí quiere saber, más allá de sustos y temblores, en qué puede terminar el dilema de la existencia humana.

Vengamos a Benedicto XVI. Al abrir la cuaresma del año antepasado, invita a católicos y no católicos a la conversión del corazón; dice a todos los seres humanos, con algo de imaginación, que siempre ayuda: "Sí hay infierno; todavía quedan cupos". El hecho de que estas frases anden en boca de católicos y no católicos prueba que la imaginación nunca pierde actualidad y da pábulo para dar que hablar y que pensar aun a los alejados de la fe: sí es posible la frustración eterna, evitémosla cuidando de creer en Dios y de servir al prójimo. No puede darse contradicción entre los papas en asunto a verdades de fe, fuera de la imaginación calenturienta de los medios.

Ya que el tema está sobre el tapete, trataré de aportar alguna precisión sobre el asunto. La verdad de fondo, que debe tener presente todo ser humano, creyente o ateo, es que la vida humana presente está amenazada por la posibilidad real de un fracaso definitivo; posibilidad que reside en que el ser humano puede disponer libremente de sí mismo obedeciendo a Dios y amando al prójimo, o puede también rechazar libremente a Dios, causar daño al prójimo y, por ello, frustrarse definitivamente.


No existe ninguna revelación divina ni ninguna afirmación del Magisterio de la Iglesia con respecto a la forma concreta de entender la frustración definitiva. Hoy día, más maduros y deseosos de una doctrina sana y cierta con respecto al infierno, es aconsejable no dar pábulo a la imaginación ni a las fantasías barrocas de tiempos idos -siguiendo la sana advertencia de Juan Pablo II-, o bien, aceptar la llamada de Benedicto XVI y prestar atención a la posibilidad de la frustración eterna. Estemos atentos a la invitación que nos hacen ambos papas a llevar una vida decente, y si no lo convencen mucho los papas, créale, al menos, al divino Dante.

Sin temor a equivocarnos, tenemos que confesar la doctrina de la seria Voluntad de Dios en ofrecer a todos los seres humanos la posibilidad de salvación y, a la vez, aceptar la doctrina cierta de la verdadera posibilidad de la eterna frustración.

Transcribo esto por que no salgo del asombro. No entiendo como alguien se atreve a opinar acerca del infierno, sin siquiera hacer una leve mención de la Biblia. Ahora yo basándome en la norma absoluta, quiero responder la pregunta que el señor Llano Escobar y los señores Juan Pablo II y Benedicto 16 no han podido ni sabido responder.

La Biblia trae 10 menciones de la palabra Hades, que también significa infierno, y en algunos pasajes como Lucas 16, lo define como un sitio de tormento, donde hay una llama que nunca se apaga y que además tiene un abismo que no le permite comunicarse con el cielo, de manera que los que allí llegan nunca podrán salir.

Ahora si no es suficiente, la Biblia también menciona en 13 ocasiones literalmente la palabra infierno en pasajes como los siguientes:

(Mateo 5:29-30) “29. Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. 30. Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.”

(Mateo 10:28) “Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno”.

(Lucas 12:5) “Pero os enseñaré a quién debéis temer: Temed a aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno; sí, os digo, a éste temed”

Creo que no tengo mucho que añadir, en cuanto a si existe o no el infierno. Creo que cada uno podrá sacar sus propias conclusiones.

La verdad que me embarga una tremenda preocupación, por que veo como estamos siendo indiferentes y aún complacientes con estas falsas doctrinas y parece que no nos diéramos cuenta que con esas actitudes estamos permitiendo que nuestros familiares y amigos, que comulgan con ellas, compren su tiquete directo al infierno.

Un abrazo………

1 comentario:

Ministerio de Jovenes LBDBUC dijo...

Es terrible!! Las personas no quieren aceptar la veracidad del infierno como destino final del hombre pecador que no se arrepiente y por eso es mas facil inventar cualquier teoria y negar lo que Dios dice con claridad!!
ani rey de rojas