domingo, 13 de septiembre de 2009

¡BUENOS DÍAS! ¿COMO ESTÁ? ¿SE LE OFRECE ALGO?


Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca… Filipenses 4:4-5.

Esta semana ha sido algo diferente a los días “normales” de mi vida. Por razones laborales, he tenido la oportunidad de viajar por diferentes lugares en Boyacá y Cundinamarca. Doy gracias a Dios por este tiempo, pues junto con el trabajo he tenido tiempo para descansar y cambiar un poco de ambiente; conociendo mas de nuestra geografía nacional.

Zipaquirá, Sesquilé, Villa Pinzón, Cogua, Chiquinquirá, Ubaté, Sogamoso, Duitama, Villa de Leyva, Paipa, Cucaita, Cota, Fúquene, Toca, Tota, Tunja y otros lugares más han hecho parte de nuestro itinerario.

Una semana de contacto (reuniones, conversaciones, etc.) con diversas personalidades. Algunas espectaculares, pero otras bastante difíciles de soportar. Creo que estarás de acuerdo conmigo en que hay personas que conocemos en nuestra vida secular, que de corazón quisiéramos pasar mucho mas tiempo con ellas por la forma tan encantadora en la que se entregan a nosotros. Nos colaboran en todo lo que necesitamos, están pendientes de las cosas que hay por hacer, hacen todo con la mejor actitud y sirven a los demás como si se estuvieran sirviendo a ellos mismos.

Por otra parte tenemos el polo opuesto. Personas difíciles a las que les cuesta tan solo saludar, personas que creen que están por encima de los demás (por su posición económica y social), personas que miran a los demás por debajo de sus hombros y que no tienen el más mínimo conocimiento de la palabra amabilidad.

Esta mañana el desafío es a que vivamos nuestro texto de manera literal. Que siempre nos regocijemos en el Señor. Que nuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. Un… Buenos Días. Un… ¿Cómo está? Un… ¿En que le puedo colaborar? Un… ¡Con mucho gusto! Un… ¿Se le oferece algo? Un …

… Deben hacer parte de nuestro vocabulario natural. ¿Como tratamos a la gente que nos rodea? ¿Al celador del edificio, a la señora del aseo, al gerente de la oficina, al conductor del bus, a nuestros clientes, a nuestros jefes, a nuestros hermanos en la iglesia, al mesero en el restaurante, al cajero en el banco y a cada persona con la que tenemos algún tipo de contacto?

Te confieso que debo hacer varios ajustes. El Señor está cerca, y nuestra amabilidad o tosquedad pueden salvar o condenar a la gente que nos rodea.

Si cupieran en mi maleta, llevaría a algunas personas que he conocido en estos días; con el ánimo de aprender de ellas acerca de su gentileza.

Nos vemos mañana.

2 comentarios:

MAC dijo...

Este mensaje me hace pensar en que muchos somos fuertes con los débiles y viceversa , que mala actitud! De mi parte he cambiado mucho esa forma de actuar, pero a veces me dejo llevar, sobre todo en medio de la farsa del mundo de la "justicia" y la "política" donde todos son títulos "doctor" para arriba y "doctor" para abajo y detrás de eso solo corrupción. Gracias por recordarme que la amabilidad y humildad pueden ser la diferencia para que quienes nos rodean diariamente conozcan el evangelio y sean salvos.

Un abrazo a todos y feliz semana.

MAC

Anónimo dijo...

Es bueno recordarlo..como siempre gracias por sensibilizarnos y recordarnos el Amor a Dios sobre todas las cosas... buen día a todos