martes, 1 de julio de 2008

Zanahoría, huevo o café....

Como les anuncie el sábado, esta semana no compartiré mis devocionales en el blog (En la reunión de jóvenes mencione las razones).

Hoy quiero publicarles una bonita historia que me envió Favio Andrés en su enseñanza acerca de LA BUENA VIDA, Num. 13. Espero con esta historia recuerden un poco la enseñanza.

Un abrazo y si quieres publicar tu devocional envíalo a diegorojasc@hotmail.com, yo lo leo y lo pongo en el blog.

Bueno me despido, un abrazo y no olvidemos que Dios nos hablo lo mismo el sábado y el domingo: lo eterno, las almas de los hombres, por algo será.

La Historia del Grano de Café.

Una hija se quejaba con su padre acerca de la vida y se lamentaba de que las cosas no le salían bien.

No sabía cómo hacer para seguir adelante pues sentía desfallecer y se iba a dar por vencida.

Estaba cansada de luchar y luchar, sin obtener ningún resultado.

Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro.

Su padre, un chef de cocina, la llevó al lugar de trabajo.

Allí tomó tres ollas con agua y las colocó en el fuego.

Pronto el agua de las tres ollas estaba hirviendo.

En una colocó zanahorias, en otra colocó huevos y en la última colocó granos de café.

Las dejó hervir.

Sin decir una palabra, solo miraba y le sonreía a su hija mientras esperaba.

La hija esperó impacientemente, preguntándose qué estaría haciendo su padre.

A los 20 minutos el padre apagó el fuego.

Sacó los huevos y los colocó en un recipiente, sacó las zanahorias y las puso en un plato y finalmente, colocó el café en un tazón.

Mirando a su hija le dijo: Querida ¿Qué ves?

“Huevos, zanahorias y café” fue su respuesta.

La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias, ella lo hizo y notó que estaban blandas.

Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera, después de quitarle la cáscara, observó que el huevo estaba duro.

Luego le pidió que probara el café, ella sonrió mientras disfrutaba de una exquisita taza de la deliciosa bebida.

Sorprendida e intrigada la hija preguntó: ¿Qué significa todo esto, padre?

Él le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: ¡agua hirviendo!

Sólo que habían reaccionado en forma diferente.

La zanahoria llegó al agua fuerte, dura; pero después de pasar por el agua hirviendo se había hecho blanda y fácil de deshacer.

Los huevos habían llegado al agua frágiles, su cáscara fina protegía su interior líquido; pero después de estar en el agua hirviendo, se había endurecido.

Los granos de café, sin embargo eran únicos: después de estar en agua hirviendo, habían cambiado el agua.

¿Cuál de los tres elementos eres tú? Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿Cómo respondes? Le preguntó a su hija.

¿Eres una zanahoria que parece fuerte pero cuando la fatalidad y el dolor te tocan, te vuelves débil y pierdes tu fortaleza?

¿Eres un huevo, que comienza con un corazón maleable, con un espíritu fluido, pero después de una muerte, una separación o un despido se ha vuelto duro e inflexible?

Por fuera te ves igual, pero ¿eres amargada y rígida, con un espíritu y un corazón endurecido?

¿O eres un grano de café?

El café cambia al agua hirviendo, el elemento que le causa dolor.

Cuando el agua llega al punto máximo de ebullición el café alcanza su mejor sabor y aroma.

Ojalá logres ser como el grano de café, que cuando las cosas se pongan mal, tú puedas reaccionar en forma positiva, sin dejarte vencer por las circunstancias y hagas que las cosas a tu alrededor ¡mejoren!

Que ante la adversidad exista siempre una luz que ilumine tu camino y el todas las personas que te rodea.

Que puedas siempre esparcir e irradiar con tu fuerza, optimismo y alegría el “dulce aroma del café” para que nunca pierdas ese olor grato e inagotablemente que solo tú sabes transmitir a los demás.

4 comentarios:

Andrea Vera Diettes dijo...

Hola Dieguito!! La verdad estaba esperando este resumen, porque no pude estar ese sábado en la reunión. Leyendo la historia me hizo pensar mi vida en el Señor: tiene de todo. Sin embargo,como hoy también Dios me recordaba varias cosas comenzando Daniel; primero: Él es el mismo Dios, el mismo Señor, el mismo Espíritu que permanece para siempre (inmutable) en todas las circuntancias que nos permita vivir; el que nos ama con amor eterno. Si tenemos que entrar al agua caliente Él entra con nosotros y nos acoge para que soportemos. Segundo: nos quiere moldear y hacernos más a la imagen de su Hijo Jesús. Gracias a Dios por el agua caliente.

Un abracito..

Diana Victoria dijo...

Hola Dieguito,

Super linda esta historia, y me hace reflexionar sobre como reaccionar frente a las situaciones de la vida: mi familia, mis amigos, mi trabajo, mi servicio, y cada uno de los aspectos que hacen parte de mi vida cristiana...

Quiero ser grano de café con aroma a Cristo...

Abrazos

Diana Victoria

Anónimo dijo...

HOLA DIEGUITO!!!!
GRACIAS A DIOS POR SUS ENSEÑANZAS, POR NUESTRO MINISTERIO Y POR TI.
CATALINA JARAMILLO

C2ISLOV3 dijo...

La manera de desafiar a la adversidad es un indicativo de como concluirán las circunstancias a las que te enfrentas. Si las quieres enmendar reacciona con talento positivo e inagotable.

Acuérdate del café, que cambia al agua hirviendo, el elemento que le causa dolor. Cuando el agua llega al punto máximo de ebullición el café alcanza su mejor sabor y aroma.