sábado, 26 de mayo de 2018

LA ACTITUD DEL ORADOR


Estamos en el capítulo 9 del libro de Daniel y en el siguiente pasaje leemos sobre la verdadera actitud en la oración cuando nos dirigimos a Dios.

Daniel 9:18-19
“Inclina, oh Dios mío, tu oído, y oye; abre tus ojos, y mira nuestras desolaciones, y la ciudad sobre la cual es invocado tu nombre; porque no elevamos nuestros ruegos ante ti confiados en nuestras justicias, sino en tus muchas misericordias. Oye, Señor; oh Señor, perdona; presta oído, Señor, y hazlo; no tardes, por amor de ti mismo, Dios mío; porque tu nombre es invocado sobre tu ciudad y sobre tu pueblo.”

Daniel nos da un ejemplo sobre la actitud de los oradores y determina con claridad que al comunicarnos con el Señor no lo debemos hacer de una manera prepotente. El profeta mayor señala que no es nuestra limitada capacidad la que hace posible conversar con Dios sino su compadecimiento por nuestro sufrimientos y miserias y que quiere saber de nosotros.

Reconozcamos los problemas

II de Samuel 22:7
En mi angustia invoqué a Jehová,
Y clamé a mi Dios;
El oyó mi voz desde su templo,
Y mi clamor llegó a sus oídos.”

Dios está atento a nuestras oraciones

Salmos 34:15
“Los ojos de Jehová están sobre los justos,
Y atentos sus oídos al clamor de ellos.”

Salmos 94:9
“El que hizo el oído, ¿no oirá?
El que formó el ojo, ¿no verá?”

Isaías 59:1
“He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír;”

Isaías 65:24
“Y antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído.”

I de Pedro 3:12
“Porque los ojos del Señor están sobre los justos,
Y sus oídos atentos a sus oraciones;”

Jóvenes, Daniel nos enseña qué al hablar con Dios debemos dejar la excesiva confianza de un lado y reconocer su majestad y gloria en el medio de estas conversaciones. Oremos con respeto y humildad y entendamos que nuestro padre está pendiente de todos nuestros asuntos.

Les enviamos muchos saludos.

. M .

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