viernes, 29 de septiembre de 2017

PONGAMOS LA MIRA EN LAS COSAS CELESTIALES


En los momentos de adversidad por los que pasamos tantas familias, Dios nos quiere mostrar hoy, hacia dónde debemos mirar. Veamos:

16Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. 17Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; 18no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas. 1Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos. 2Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial; 3pues así seremos hallados vestidos, y no desnudos. 4Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida. 5Mas el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado las arras del Espíritu. - 2 Corintios 4:16-5:5

Es muy cierto, nadie lo puede negar, que pasamos momentos de dificultad: Salud, recursos, trabajo, enfriamientos, tragedias de muchas clases, acusaciones injustas, persecuciones, etc, pero estoy seguro de que Dios permite estas cosas en nuestras vidas para nuestro bien, para nuestra formación, para enseñarnos algo, especialmente para mostrarnos su Gracia y su misericordia y también para moldearnos a la imagen de su Hijo Jesucristo.

Realmente son tribulaciones momentáneas a través de las cuales Dios se glorificará. Como auténticos creyentes debemos quitar nuestra mira de las cosas materiales y enfocarnos en las cosas espirituales que son las que realmente valen porque son eternas.

Particularmente, veo que mi cuerpo se deshace poco a poco, hay quebrantos de salud que me atormentan (Sobre todo los pies, la espalda, y otros órganos), pero debo tomarlos de una manera natural, entendiendo que es el desgaste debido al pecado del pasado y a los errores que aún cometo en el día a día, y debo enfocarme en lo eterno, en lo que viene, en mi estadía eterna en los cielos en un cuerpo totalmente renovado, sin angustias, sin dolores, sin quebrantos.

Nuestra mira debe estar puesta en la eternidad y en las cosas espirituales, trabajando en bien de las almas de los hombres y no en estos muy pocos años o meses que nos quedan sobre esta tierra. Tenemos la GARANTÍA de que podremos disfrutar eternamente de la presencia de Dios, y esa garantía es el Espíritu Santo morando en nosotros.  

A mí, Dios me enseña muchas cosas, espero que a ti también:
  • No enfocarnos en las cosas materiales, son pasajeras
  • Poner nuestra mira en las cosas celestiales que son las que realmente valen, porque son eternas.
  • Entender que donde esté nuestro tesoro, allí estará nuestro corazón.
  • No angustiarme por este cuerpo carnal que ya está cumpliendo su ciclo debido al mal trato que le he dado, sino enfocarme en lo eterno
  • Aprovechar mi poco tiempo de vida para glorificar a Dios, esperando las recompensas eternas que son las que realmente valen.


Dios nos recuerda hoy que nuestra mira debe estar en las cosas celestiales

1. Debemos despreocuparnos por completo de la parte material (aún los dolores) y enfocarnos en la morada eterna (Celestial) (Vs 16-18)
2. Debemos entender que para mí el morir es ganancia y quitar todo temor de mi vida (Vs 1-3)
3. Debemos entender y confiar que tenemos las arras del Espíritu que nos dan la confianza de una morada celestial  (Vs 4-5)

Nunca olvidemos que nuestro enfoque debe estar en las cosas eternas, nos lo recuerda un Dios consolador que nos anima a seguir adelante mirando lo que realmente vale la pena, las almas de los hombres

Particularmente me conmueve ver la claridad con que Dios nos muestra día a día de que no debemos preocuparnos por las cosas materiales, y nos lo recuerda precisamente en los momentos en que más angustia sentimos muchos por la estrechez de recursos y por los problemas de salud.

Considero que la mejor forma de aplicar esta enseñanza, es dejando todas nuestras cargas en manos de Dios, despojándome de toda angustia y dando consuelo y aliento a los que están junto a nosotros primeramente, a nuestra familia y a nuestros hermanos en la fe.

Adelante, no desfallezcamos. Todo lo podemos en Cristo, sólo ÉL nos fortalece.


Fabio

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